¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Podía sentir comosu cuerpo se retorcía en dolor, callando sus chillidos en el colchón debajo suyo mientras su respiración se agitaba por los lloriqueos que expulsaba desde lo más profundo de su garganta, temblando tanto que sentía como algunas partes de su cuerpo se adormecían.
Su garganta ardía y sus muñecas quemaban por las ataduras. Tuvo que ingeniárselas para poder arrodillarse debido a su condición, terminando por vomitar ante el olor del lugar y el suyo debido a los días que llevaba aquí, además por las heces de los animales enjaulados allí abajo en el calabozo. Cuando terminó de vomitar sollozo débilmente, aunque se detuvo al escuchar los pasos y el sonido de las escaleras que se dirigían hacia abajo.
── Missa. ── La voz baja y seria del alcalde llamó su atención, pero en vez de voltear a verlo simplemente se quedó lagrimeando y temblando en su lugar, dejándose echar para atrás y quedar sentado con las piernas extendidas. ── ¿Cómo te sientes?── El castaño miró el vómito de Missa, suspirando mientras volvía ha ver al azabache, quien tenía su cara llena de agua salada, una nariz roja por los mocos y algo de vomito en las comisuras de los labios.
