Déjame soñar

Realidad

Capítulo IX

—Madre... ¿porque estás así? ¿Que ocurrió?— Cuestionó la rubia con mucha preocupación al ver llegar a Haruka en ese estado tan lamentable. —¿Acaso alguien se atrevió a hacerte algún mal?—

—¡No es eso! ¡Estás manos la maltrataron por completo! Siento vergüenza, porque ella tiene razón... ¡Siempre la tuvo!— Confesó con marcada desesperación.

—Te ruego que me expliques... ¿Que ha pasado?— Indagó tomándola por los brazos con firmeza.

—Dime la verdad Ino, en esa fiesta, ¿Hinata trató de hacerte daño? ¡Sé honesta conmigo!— Suplicó mientras demandaba una respuesta factible y sincera. Aún tenía la esperanza de que su hija mayor hubiera mentido al respecto, pero la mirada de esa joven mujer decía más que mil palabras.

—¿Ha despertado ya?—

—Así es pero...—

—Nunca lo notaron ¿verdad?— Dijo al fin soltándola con lentitud.

—¿A que te refieres?—

—Ustedes me tenían lástima, y nada más— Le hizo saber mientras se sentaba en el sofa.

—Ino— Sabía, sabía en su corazón que cualquier cosa que ella dijera iba a derrumbar los pilares que sostenían a su "familia perfecta".

—Jamás pude comparar sus muestras de afecto con el amor que sentían por su hija. Su preocupación y su cariño por ella eran genuinos, yo solo era un estorbo, una arrimada que vivía de sus migajas— Sollozó.

—¿Cómo puedes decir algo así?—

—Es la verdad. Yo no arrebate lo que era de mi hermana, papá y tú me lo dieron. En su mundo de ensueño, creyeron que me hacían un bien pero se olvidaron de cuidar de Hinata. Siempre fue la señora Tsunade, que en paz descanse, quien fungió como padre y madre para ella... ¡Ustedes la abandonaron! —

—¡No fue así!—

—¡Si lo fue! ¡Sabes que lo que digo es cierto! ¡En lo profundo de tu alma reconoces que yo soy tu hija favorita! Ni Neji, ni Hanabi importan, mucho menos Hinata— Al escucharle decir esto rememoró muy a su pesar todo lo acontecido durante aquellos años y tristemente debía aceptar la realidad de las cosas.

—Solo quiero que respondas a la pregunta que te he hecho— Hubo un silencio forzado e incómodo por breves instantes.

—Hinata jamás intento hacerme daño, mentí para que la odiaran y de eso me arre...— No pudo continuar pues Haruka le había abofeteado.

—D-discúlpame...— Le dijo con sinceridad, mientras apartaba su extremidad.

—He deseado fervientemente que hagamos las pases con Hina, pero es tan dificil... No se si ella pueda perdonarnos después de tanto tiempo... Madre... —Soltó ignorando el hecho de que esa mujer le había agredido, pero creía que merecía de alguna manera aquel castigo así que solo calló mientras la Hyūga salía de la habitación sin ni siquiera voltear a verla.

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Recordó el ramo de rosas blancas que adornaban aquel cuarto de hospital.