Capítulo 3: En la oscuridad.

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Al día siguiente Time despertó por la alarma del celular, algo asustado corrió hacia el segundo piso.

— Tay... es tarde ¿te quedas...? —miró el vacío de la habitación y cayó en la realidad—. Es cierto, ya no estás y no volverás.

Volvió al primer piso, habían manchas de sangre en el piso y se dio cuenta que piso los vidrios del florero, no le dio importancia. Se recostó en el sofá y llevó su mano a la frente, todo comenzó a darle vueltas, cerró los ojos y lo único que podía ver era la imagen de Tay llorando.

— No podré soportarlo Tay...

Se levantó y tomo una botella de cualquier alcohol para comenzar a beber de nuevo. Bebió tanto que no se dio ni cuenta que se había vuelto a dormir hasta que sintió el timbre. Pensando que era Tay se levantó rápido y abrió la puerta emocionado, pero solo era Kinn.

— Apestas —entró a la casa dejando una bolsa con comida sobre la mesa—, ¿has comido algo?

— ¿Qué haces acá? —Time se sentó en el sofá y tomó de su botella.

— Anoche la mamá de Tay me llamó para decirme que su hijo había llegado llorando a casa, me dijo que te dijera que no quería volverte a ver por la casa o saldrías muerto de ahí.

— Sería lo mejor ¿no?

— ¿Qué pasó?

— Se cansó Kinn, no pensé que pasaría esto.

— Te dije que no volvieras a tus andanzas, que no lo dañaras —Kinn dejo la comida en platos y las dejo en la mesa de centro—. Como algo.

— No quiero.

— Comes solo o te la meto a la fuerza.

— Como solo —Time tomó una cuchara y comenzó a comer.

— Lo dañaste y mucho, pero le dije a él también que te dejara antes de que tu le hicieras más daño.

— Lo destrocé, yo... soy un idiota.

— Time, lo mejor ahora es que dejes de beber y que te superes, busca ayuda quizás necesitas terapia.

— ¿cómo lo hiciste tú?

— Pues, yo me enamoré y listo.

— Yo también, pero no pude dejar mi yo del pasado.

— No sé cómo ayudarte amigo, pero si puedo decirte que bebiendo como loco no conseguirás nada y no recuperaras a Tay.

— Deberías irte, Porsche debe estar preocupado.

— Le dije que venía a verte y le conté lo que paso, así que debe estar con Tay ahora.

— Ya comí suficiente, vete que quiero dormir.

— Time no te eches a morir, lo importante ahora es que puedas buscar ayuda con tu problema con el sexo y recuperar a Tay.

— Lo sé, pero ahora solo quiero hundirme un poco, es mi primera vez sintiendo esto y necesito estar solo.

— Me iré —Kinn se levantó—, si no sé de ti en tres días vendré a buscarte con la policía.

— Lo sé... gracias amigo.

— Adiós.

En la casa de Tay estaba Porsche abrazando al chico rubio mientras este lloraba, había llegado hace medía hora y después de contarle todo lo que pasó a Porsche solo pudo llorar en los brazos de su amigo.

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