El mes y medio de vacaciones se pasó volando, y en definitiva, Pablo y yo realmente nos habíamos distanciado.Nuestros planes de ir a Sevilla y estar toda una semana en Ibiza no fueron más que sueños. Pablo se la había pasado con una chica tras otra, según me contaban mis amigos.
Regresé al trabajo, pero también estaba aprendiendo a tener tiempo para mí. Sira y yo nos habíamos vuelto más cercanas, así que, en realidad, casi todo el verano lo pasé con ella, y con Gabriel que no fue la excepción y con suerte logramos formar un grupo más grande, ya que otros jugadores también se unieron a nuestro viaje.
Hoy era el cumpleaños de Irene, una amiga mía y de Gabriel que había estado con nosotros en Skam. Me había dicho que lleváramos a algunos amigos, así que invité a Sira, quien llevaría a Ferrán.
Los tres me estaban acompañando a una tienda para comprarme un vestido, que por los tiempos no había tenido tiempo de comprar nada.
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Miré una y otra vez todos los vestidos que había en
la tienda y por supuesto todos lo que me daba la
dependienta para que me probara. Ninguno me
llegaba a convencer del todo.Gabriel—Sabes que es el cumpleaños de Irene y no el tuyo verdad? (Preguntó Gabriel divertido sentado enfrente del probador).
Hice como la que se rió de manera falsa a propósito
para después sacarle el dedo, a lo que el castaño
dió una carcajada.Sira—Pero es el cumpleaños de una de sus amigas y no ira con algo que no le quede bien. (Apoyándome).
Gabriel—Nicole, por favor. (Suspiró agotado). Todos te quedan bien).
Giré los ojos, poniéndolos en blanco y me adentré
de nuevo en el probador cerrando la puerta.Ferrán—Son mujeres que esperabas.
Después de unos minutos de probarme varios vestidos, uno de los 10 que tome me había gustado, así que abrí el vestidor para salir y mostrárselos a mis amigos que estaban sentados esperándome.
Nicole—¿Qué tal? (Acercándome a ellos dando una pequeña vuelta).
Sira—Es precioso. (La castaña se levantó del sofá y se acercó a mirar más de cerca el vestido).
Me vi interrumpida ante el sonido del móvil de
Ferrán. Este lo sacó del bolsillo y llegué a ver de
refilón el nombre de Pablo en la pantalla. Enseguida, mi corazón se estrujó y bombeo a mil
por hora. Ferrán se disculpó y descolgó alejándose
un poco de nosotros. Lo suficiente para que no escuchará nada.El vestido que tenía puesto era cortó, de tirantes y brillante, se cruzaba en el escote dejándose ver revelador.
Iba de vuelta al probador, antes de entrar indiqué con una seña al dependiente que me iba a llevar ese vestido. Me quede mirando en el espejo una vez más, pero di un pequeño brinco cuando ese mismo me había hablado.
—Creo que ese vestido era el indicado para usted.
Nicole—Me has dado un susto de muerte. (Reí).
—Discúlpeme, no era mi intención simplemente
salió y no pude evitar mirar.Nicole—No me hables de usted por favor tuteame.(Sonreí amable).