Lo extraño se vuelve oscuro - Las garras de la traición

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Capitulo 14

Las garras de la traición

No se cuanto tiempo caminamos, pero sinceramente no le di mayor importancia. Olen  Paha había permanecido en silencio todo el tiempo desde la partida de aquel poblado, algo le daba vueltas en la cabeza pero no parecía cómodo en querer hacerme participe de su preocupación, pero mi curiosidad había llegado a su limite.

-Olen ¿Ocurre algo?-. Le pregunte, observando su reacción, pero como respuesta solo obtuve una sonrisa. –Esta bien cuando quieras hablar, supongo que aquí estaré yo-.

-¿Supones?-. Fue su respuesta tras una larga carcajada. -¿Así sueles animar a las personas? ¡Pobre de mi!-.

-Si, supongo. No estoy segura si quieras hablar conmigo-.

-No me preste demasiada atención, Varjo. Tengo asuntos personas que atender-. Fue su corta respuesta, mientras retomábamos la marcha.

Aquella conversación, me dejo aun mas llena de preguntas que antes. No lograba entender completamente el pensar del "Malvado"; un día era una persona conversadora, al otro rato simplemente quería destrozarme con sus propias manos y al minuto siguiente simplemente me abrazaba acogedora mente entre sus brazos, siendo esto lo que más extrañaba.

Lentamente el sol fue escondiéndose tras el horizonte, las nubes que lo rodeaban comenzaron a cambiar de hermosas esponjas blancas a extrañas figuras similares a algodón de azúcar rosa, el viento también empezaba a volverse un poco mas gélido, provocaba que me vibraran los dientes, tras una larga discusión habíamos llegado a la conclusión de descansar a lo alto de una colina para descansar esa noche bajo la sombra de un enorme árbol de Lagania Auna, provocándome una gran sensación de tristeza al recordar a mi querido Rex. A pesar del tiempo que llevaba en aquel mundo  aun no dejaba de asombrarme la magnitud que podían llega a tener estos arboles en aquel mundo. El diámetro de su tronco era cinco veces el largo de mis brazos y su altura  ni siquiera podía calcularlo.

Por unos momentos, sin pensarlo me encontraba caminando alrededor de aquel enorme Lagania Auna, deslizando los dedos sobre su corteza áspera, el árbol me  permitía ver sus recuerdos más profundos. Este había vivido también la gran guerra, observo tristemente como sus hermanos caían a su lado, también vio con gran tristeza como gran cantidad de fauna caía a manos de los guerreros hambrientos que abandonaban  casi moribundos la batalla. También me permitía sentir cada emoción y tristeza que todo esto le provocaba. Sus recuerdos de soledad sobre aquella  árida colina y la felicidad que le provocaba como volvían a crecer nuevos compañeros tras el paso de los años.

-Gracias-. Fue la respuesta que pude darle, sabía que aquel hermoso árbol había perdido a muchos amigos y hermanos en esa guerra. También debía ser doloroso crecer en total soledad sobre una colina donde podías observar con impotencia las injusticias y aun así no querer morir como los demás.

-¿Deprimida nuevamente?-. Pregunto Olen observándome.

-No estoy deprimida Olen, simplemente trato de imaginar lo que vivió este valiente árbol. Debió ser duro ver como la gran guerra le arrebataba todo lo que quería y conocía, pero aun así seguir firme sosteniendo la esperanza de que lo que alguna vez conoció vuelva a florecer-. Le respondí mientras acariciaba el tronco del enorme árbol.

-No deberías sentir lastima por un árbol como el, el que haya sobrevivido a una guerra tan inclemente como esa, le hace todo un guerrero-. Dijo. Sin previo aviso sujeto mi mano dulcemente, deslizando mis dedos por sus labios delicadamente. -¿Cuándo sentirás lo mismo por mi?-.

-¡De nuevo con lo mismo, Olen!-. Grite completamente apenada, jale violentamente mi mano hacia mi pecho. A lo cual el respondió con una sonora carcajada.

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