Capítulo 4
Entre la traición y desesperanza
El calor del sol y el creciente dolor hizo que recobrara la poca conciencia que me quedaba aun, mis parpados se sentían como un par de piedras, mi cuerpo se encontraba complemente entumecido. Lentamente pude abrir mis ojos, nos encontrábamos en otra enorme cueva, esta vez había menos luz que la anterior. El olor a moho y suciedad de animal penetraba hasta lo más profundo de mis pulmones, las pocas plantas que habían crecido dentro habían perdido su hermoso color verde, tenían una tonalidad un poco mas clara. Recorrí la mirada por toda la cueva hasta que di con el cuerpo de la joven muchacha, parecía que aun no recobraba el conocimiento y sinceramente no tenia fuerzas para revisar si aun estaba con vida. Trabajosamente logre sentarme, notando que mi brazo derecho estaba hecho un asco; completamente inflamado y de color violeta.
-Estoy hecha un asco-. Me dije con una voz que me costo reconocer.
Cansadamente apoye mi cabeza contra la pared de la cueva, me encontraba en un estado deplorable, mis ropas estaban completamente sucias y rasgadas, había perdido mis zapatos y sinceramente no recordaba donde. La daga que Marshall me había dado, la había perdido al parecer, mi brazo izquierdo estaba cubierto de raspaduras y moretones, al parecer se habían divertido conmigo. En silencio cerré los ojos, tenía tantas ganas de llorar por mi escape fallido, quería regresar a casa, pero mis ojos se habían secado. Mi corazón daba gritos de dolor y tristeza, extrañaba enormemente a mis padres, a mis pocas amistades en mi mundo, pero extrañaba en gran manera al "Viejo" Ira, ha malhumorado muchacho y su hermoso Inugami negro... oh... y como olvidar a mi nuevo mejor amigo Rex. Extrañaba su hermoso pelaje dorado tan suave como la seda, sus imponentes alas blancas y sobretodo su tierno carácter conmigo. Lentamente mi mano sana y trate de cubrir mi rostro, quería llorar pero no podía.
No se cuanto tiempo estuve en esa situación, pero unas pisadas me hicieron reaccionar, lentamente levante la mirada a mi extraño visitante, pero mi sorpresa no pudo ser peor.
-¿Olen Paha? ¿Cómo es que...?-. Mis palabras estaban cortadas.
-Vaya que asco te encuentras, mi querida Varjo Makea. Si que te han tratado mal-. Dijo en sarcasmo mientras me miraba con desprecio.
-¿Cómo es que me encontraste? ¿Dónde están los demás?-. Pregunte, mi corazón empezaba a latir con fuerza, no se si era por felicidad o miedo.
-Ah... Bueno de ellos no tengo ni idea y sinceramente no es que me importe demasiado-. Respondió con altivez. –Digamos que vine a ver como estabas-.
-¡Puedes ayudarme a escapar!-. Grite con alegría.
-¿Qué te hace pensar que vine a rescatarte?-. Su pregunta destrozo la lucecita de esperanza, pude notar su felicidad al momento que abrí los ojos.
-¿Qué quieres decir con eso Olen?-. Me sentía como si me hubiera dado un golpe contra una pared invisible destrozándome en pedazos.
-Mira, Varjo, te explicare. Muchas veces te comportas como una completa estúpida confiada ¿Sabes? Yo vine exactamente a ver si ese Hirviöt había acabado contigo. Pero aparentemente tiene otros planes contigo. Lástima-. Expreso con tanta frialdad que podía sentir el frío calando en mis huesos. –Recuerdas que desde un principio mi misión era acabar con tu vida, pero al parecer habrá alguien que haga mi trabajo sucio-.
-¿Por qué? ¿Por qué me odias tanto, Olen? ¿Qué te hice? Tú eres un magnate en mi mundo y eres uno de los Ryokō no ki más poderoso de este mundo. ¿Qué pude hacerte para que me odies tanto?-. Le pregunte casi entre gritos, estaba completamente consternada por la forma en que el se refería a mi. No podía entender su odio.
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Lo extraño se vuelve oscuro
FantasyLas sombras del pasado vuelven a remover el poco futuro que queda