Lo extraño se vuelve oscuro - A la entrada del abismo

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Capitulo 16

A la entrada del abismo 

El amanecer nos tomo por sorpresa, los reconfortantes rayos del sol se filtraba entre las hojas de los arboles. El trinar de las aves era como escuchar el cantar de cientos de ángeles, el olor de la humedad de la cueva tenía cierto encanto. Ambos habíamos despertado, para nuestra sorpresa, nos encontrábamos fuertemente abrazados, en medio de la noche los dos habíamos buscado consuelo y calor en el otro.

-Buenos días, Varjo-. Expreso Olen con cierta sonrisa de satisfacción.

-Buenos días, pulpo-. Le respondí tratando de librarme de sus libidinosas manos.

-¿Pulpo? ¿Yo soy un pulpo?-. Pregunto con sarcasmo entre sus palabras.

-Lo eres ahora ¿Podrías dejar de manosearme? -. En realidad era complico el poder librarse de los brazos de Olen. Además, su sonrisa no me facilitaba el trabajo.

-Está bien, mejor nos dejamos de juegos. Estamos a aun muy alejados de Pimeä Metsä. Nuestros perseguidores debieron acortar la ventaja con la que contábamos-. Dijo el rojo, mientras me libraba de su abrazo, no sin antes acertar un golpe en mi trasero.

-¡Maldito!-. Grite intentando golpearle, a lo cual el huía con facilidad.

-Tranquila, avancemos. ¿Quieres?-. Respondió entre risas. Deslizando sus largos dedos por sus rojos y alborotados cabellos.

El día trascurría lento y aburrido. El clima iba cambiando a medida que el sol seguía su curso a lo más alto del cielo. El viento se hacia cada vez mas frío y tempestuoso, se dificultaba avanzar cuando este golpeaba con fuerza arrastrando con el toda clase de basura. A medidas que avanzamos en medio de aquel bosque, se nos hacia mas complicado. Las plantas se volvían más ponzoñosas y agresivas; pero en realidad era fácil ignorar todo a mí alrededor cuando una de las mayores incógnitas estaba ante mis ojos, Olen Paha el "Malvado".

-Olen ¿Por qué te gusta acosarme? ¡Eres un viejo pervertido! ¿Sabes?-. Pregunte tratando de interrumpir el silencio incomodo.

-¿Te parezco viejo?-. Respondió fingiendo ofensa. -No soy tan viejo. En realidad soy mas joven que "Viejo" Ira. Pero para tu mundo tendría unos 30 años aproximadamente-.

-¡Tienes la edad de mi hermana mayor!-. Le respondí sorprendida -Pero aun sigues siendo un viejo pervertido-.

-Tal vez-. Respondió sonriendo con cierta dulzura irresistible.

En realidad se me dificultaba tragar cuando ese gesto encantador se asomaba en esos delgados labios.

-No es justo-. Susurre para mi, pero sabia que había escuchado ya que una estruendosa carcajada escapaba de el, sacándome de mis pensamientos.

La caminata se había tornando insoportable gracias a las ventiscas de heladas y el cálido sol semejante a los de un día de verano, era como caminar en el desierto pero con vientos de la más fuerte nevada en un bosque tan denso que cada paso era doloroso. Mi cuerpo estaba pasándome cuentas de los daños, mi nariz estaba terriblemente congestionada, mis ojos lagrimeaban con ferocidad, mis estornudos podían oírse hasta el confín de la tierra y solo podía oír los regaños de Olen ordenándome silencio. Además ni mencionar el dolor que sentía cada parte de mi cuerpo al dar un paso a través de los arbustos espinoso.

-No te limpies los mocos con la manga de tu camisa, es asqueroso-. Regaño Olen quien se había detenido a observarme.

-¿Qué quieres que haga? ¡No los puedo dejar correr!-. Le reñí ofendida, la verdad es que no podía evitarlo.

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