Lo extraño se vuelve oscuro - Las respuestas vienen de todas partes

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Capitulo 18

Las respuestas vienen de todas partes

Desperté unas horas mas tarde del incidente con la bestia, mi cuerpo adolorido no me dejaba descansar tranquila. El dolor provenía principalmente desde el brazo, era como sentir una marea de agua hirviendo cubriendo cada célula del cuerpo. No podía evitar dejar escapar quejido y murmuraciones sin sentido, mi mente estaba sumergida en una oleada de pensamientos y cuestionamientos, además de mucho dolor y miedo.

-¿Aun te sientes muy mal, cierto? No te preocupes encontraremos otro poblado o algún sitio donde descansar por ahora. Tenemos la ventaja con respecto a poder viajar de noche ahora que esa criatura murió-. Dijo Olen, trataba de alguna manera poder consolarme.

-Lamento que tengas que cargarme, debes estar cansado igualmente-. A decir verdad, Olen estaba en igual condición que yo. Había sufrido golpes y heridas que le provocaban dolor. Pero aun así no daba marcha atrás.

-Tranquila, pronto encontraremos donde descansar. Eso me consuela-. Respondió sonriendo.

Habíamos caminado largo tiempo, la mañana había alcanzado la hora más calurosa del día. Los pasos de Olen eran pesados y lentos, el cansancio estaba haciendo de las suyas, su cuerpo expuesto al ambiente estaba cubierto de sudor y moretones, parecía realmente injusto que en tan hermosa piel blanca y delicada se asomaran enormes hematomas de color verde violeta. Por unos instantes preferí ignorar el dolor que sentía, simplemente me acomode en la espalda del pelirrojo disfrutando el contacto de su piel contra la mía.

Por suerte de la vida, habíamos llegado a la rivera del río que anteriormente habíamos encontrado, Olen sin dudarlo un segundo, corrió al río aun llevándome en su espalda. Salto hacia las aguas frías aun conmigo acuestas. Este reía escandalosamente como si hubiera encontrado el mejor de los tesoros, su sonrisa se asemejaba a la de un niño estrenando el juguete esperado en navidad. No pude evitar reír igualmente aunque por momento me detenía el dolor.

-Agua, son las aguas de mis tierras. Estamos realmente cerca. Conozco este lugar solía venir cuando escapaba del castillo, cerca debe estar mi antigua cabaña-. Dijo sonriente bajándome delicadamente de su espalda.

-¿Quieres decir que estamos en Pimeä Mesta?-. Le dije sonriente, aquella hermosa sonrisa blanca era contagiosa.

-Exacto, a pocos metros encontraremos mi antiguo refugio, allí podremos quedarnos a descansar y replantear nuestro viaje-. Respondió, tomándome de las manos besándolas con gentileza.

-Vamos entonces-. Dije un poco apresurada. Aquellos actos de cortesía se me hacían aun muy extraños.

-Estas en lo cierto, verte solo con mi camisa, rasgada y para colmo empapada. No es buena idea, ni buena para mi salud mental-. Expreso, no sin antes darme una mirada lasciva.

-¡Basta!-. Grite sonrojada, este simplemente respondió con una enorme sonrisa.

Sin demora, me tomo con fuerza una de mis manos, se dio a la carrera río abajo. El agua parecía tornarse un poco más oscuras a tal punto de parecer agua de las profundidades, pequeños pececillos jugueteaban entre nuestros pies, provocándome cosquillas. Me había percatado que tan pronto había entrado al riachuelo el dolor en mi cuerpo fue desvaneciendo, gradualmente mis heridas físicas eran sanadas. No podía comprender lo que sucedía, pero sentía como si mi cuerpo absorbiera vida de aquel torrente de agua oscura.

-¿Qué esta sucediendo?-. Le pregunte a Olen, no podía entender lo que estaba sucediendo.

-Cuando lleguemos a mi refugio te explicare, tenemos mucho de que hablar-. Dijo Olen, todo aire de comedia había desaparecido de sus palabras.

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