3

351 45 18
                                    

El corazón de Xiao late con fuerza mirando repetidas veces el reloj de su celular.

Su padre ya había llegado a Liyue y era cuestión de minutos, antes de que este en la puerta de su casa.

Aunque bueno, no era el más nervioso del lugar.

En la esquina de la fiesta, se encontraba un pelirrojo más pálido que el mantel de la mesa de bocadillos con el pulso totalmente acelerado y cerrando con fuerza sus ojos azules.

La noche anterior se había develado practicando las palabras de bienvenida para su suegro, pero ahora que lo tenía solo a minutos de su llegada.

Se le había olvidado todo.

Y finalmente, un pequeño ojiverde con sus típicas prendas negras y accesorios alegantes. Miraba a sus dos amigos desde la barra del lugar.

La casa de los Lapis era considerablemente grande, asi que tenía muchísimas cosas por hacer.

No quería ver esa estúpida escena de bienvenida.

¿Sentía celos?

Si, y muchos.

Venti quería ser ese chico que Xiao presentara como su novio y no como el amigo de la familia. Pero bueno, a la final por simples cordialidad debía quedarse ahí y fingir su mejor sonrisa, aunque por dentro este muriendo poco a poco de los celos.

—Mierda—escuchó no muy lejos de donde se encontraba para observar cómo su amigo pelirrojo se acercaba hasta la barra. —Necesito 20 tragos, maldita sea—renegó llamando al bar tender y pidiendo un poco de vodka.

—No bebas mucho, o Xiao te va a matar—regaño el menor tomando ahora de su vaso.

Tartaglia trato de no prestarle mucha atención, pero a la final fue en vano. Quería despejar su mente, pero al mismo tiempo quería estar concentrado.

Ni siquiera apodia estar cerca de Xiao.

Tenía mucho miedo de decepcionar a su novio y, sobre todo, tenía miedo de perderlo.

—Mierda, Venti—se quejó bebiendo de una su shot de vodka antes de limpiarse con la manga de su traje. —Tú que harías en mi lugar.

Y como si fuera una mala película de comedia, Venti solo pudo soltar una pequeña sonrisa irónica por la semejante pregunta que le había hecho,

El menor se había comido la cabeza de todas las maneras posible, pensado que haría en el lugar de Childe, pero lo que bien sabia era, que no sería como él.

—Nose, a la final, es tu novio. No mío—dijo fingiendo desinterés y dándose la vuelta para tomar otro trago. Quería estar lo suficientemente borracho para no presenciar toda esa estúpida escena.

Finalmente, al cabo de unos cortos minutos, familiares, amigos y las demás personas del lugar. Se empezaron a amontonar en la entrada principal de la casa de los lapis.

El señor Morax ya había llegado.

Tartaglia se paró de su asiento con un nudo enorme en el estómago y con sus piernas temblando de la ansiedad, para minutos después buscar a su pequeño novio y entrelazar sus dedos.

—No te esponjes, amor—susurro el ojimiel en su oído. —Todo va a salir bien.

Tartaglia tratando de sentí la seguridad de su novio camino de su mano hacia la entrada principal para recibir a su suegro.

Pero...

Sucedió algo que estaba totalmente fuera de sus planes.

En un convertible negro con la marca de los Lapis, salió su famoso suegro, vestido de un traje completamente negro con ligeras marcas doradas de su compañía y con una expresión seria en su rostro que sobresaltaba bajo su cabellera castaña con ligeros toques rubios.

El señor Morax, era jodidamente sexy.

Tan sexy que dejo a Tartaglia sin poder decir ni una sola palabra y quedándose inundado en su par de ojos miel que lo deleitaron al instante.

—Papá.

El grito eufórico de Xiao saca de sus pensamientos al pelirrojo sacudiendo ligeramente su cabeza. Al parecer todos en la familia de Xiao eran jodidamente atractivos.

—Xiao—saludo por lo bajo el nombrado con una voz gruesa que sonrojo por completo al ojiazul.

Hasta su voz era hermosa.

—Un gusto soy Hijo novio de su Tartaglia.

Las palabras salieron por si solas de la boca del pelirrojo. Y al momento en que se dio cuenta de la barbaridad que dijo, su sonrojo creció más, pero gracias a la oscura noche, no fue muy notorio.

—Es mi novio, Tartaglia—rio el ojimiel con incomodidad tratando de arreglar lo que había dicho su pareja.

—Si, eso—afirmo extendiendo su mano.

El castaño que segundos antes abrazaba con fuerza a su pequeño hijo, cambio su expresión a una mucho mas seria que antes a la vez que caminaba peligrosamente hasta el cuerpo del joven pelirrojo.

—Eres mas feo que el anterior.

Los espectadores que miraban la escena segundos antes totalmente enternecidos por la llegada del señor Morax, abrieron la boca totalmente sorprendidos por el descaro del castaño.

Zhongli, era conocido por ser una persona muy directa, pero jamás se imaginaron que sería de esa forma.

Xiao que estaba a pocos centímetros de ellos, fulmino a su padre con la mirada antes de apretar la mano de Childe sobre la suya.

Su padre estaba tratando de intimidarlo.

Con total desespero y mirando como el pelirrojo apretaba su mandíbula con fuerza trato de romper esa barrera que su padre había creado con ese comentario.

—Tartaglia, no te lo dije, pero mi padre es muy gracioso—comento soltando risas nerviosas para romper el ambiente tenso.

—Jaja pues usted también no es muy atractivo que digamos, señor—rio Chile por lo bajo sin escuchar absolutamente nada de lo que había dicho su novio.

Xiao flaqueo apretando su labio inferior con fuerza. No había pasado ni veinte minutos y ya había riña entre ambos.

Por una parte, Childe había olvidado todos sus nervios en cuestión de segundos y mantenía su mirada firme en el castaño, y por otra parte Morax lo miraba de la misma forma quedándose unos segundos hipnotizado en su par de ojos zafiro.

—Asi que no te vas a quedar callado—desafío el castaño apretando su mandíbula.

Childe continúo mirándolo sin flaquear en ningún segundo. Era como si sus nervios hubieran desaparecido cuando cruzo miradas con el mayor, deleitándose de su belleza. La verdad era que, Zhongli era jodidamente caliente, pero eso no le daba ningún derecho en compararlo con alguien más y tratarlo asi.

—No—dijo firmemente, sin detenerse en ningún instante.

El castaño se dio la vuelta extendiendo sus largas piernas, dando pequeños pasos alrededor del menor. Lo cual hizo que el pelirrojo lo sostuviera con la mirada con mas fuerza, escalando por el fornido cuerpo del mayor y bajando un poco mas hasta donde empezaba la curva de su trasero y su cintura.

Y pensó en una pequeña fracción de segundos, lo deliciosos que seria tener a ese hombre debajo suyo, rogando por ser penetrado.

Amantes || Tartali - Xiaoven FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora