Al día siguiente tras ir con Abel, me preparé para la sorpresa que le tenía a Jayden.
No había iniciado mis entrenamientos aún porque él permanecía casi todo su tiempo en las mazmorras torturando a Alanna o lo que fuese. Entonces rara vez pasaba a verme al anochecer, y siendo sincera, me estaba hartando de su indiferencia.
¿Y qué puede hacer una chica cuando siente que está perdiendo a su novio? Recuperarlo.
Así que, a pesar de todos los cambios que suponía ser un vampiro para mí, no quería que mi vida se redujera a eso simplemente. Tenía aspiraciones y muchos años por delante.
Volvería a la universidad en cuanto fuese capaz de controlarme entre los humanos sin querer devorármelos, haría una fortuna como casi todo vampiro respetable y viviría una buena vida.
Eso incluía a Jayden por supuesto, así que me dispuse a idear formas de pasar tiempo con él, supuse que, si las cosas estaban complicadas, tenía que ser yo quien diese el primer paso.
Esa noche, tan pronto como cayó el atardecer, Cara entró en mi habitación tras dar unos golpes en la puerta.
—Ya está todo listo —me comunicó, entrando con una canasta de picnic en sus manos—. Pedí a unas soldat que decoraran el lugar por usted.
Suspiré con una risita, levantándome del taburete frente a mi tocador. Acababa de ponerme mis pendientes y mi collar favorito tras maquillarme.
La verdad, yo si amaba ser mujer, ¿Qué sería de mi vida si no me tardaba 3 horas arreglándome con música de fondo que me hacía sentir poderosa?
Escoger ropa bonita y lencería a juego por si él decidía quitármela era de los grandes placeres de la vida.
Con suerte, esta noche sería el caso.
Jayden había alimentado mis expectativas en cuanto al sexo siendo vampiro, así que no pueden juzgarme por organizar el encuentro como una mente maestra.
Aunque no todo lo había hecho con intenciones lujuriosas, de hecho, mi idea era linda.
Como no podía salir durante el día, organicé un picnic bajo la luz de la luna a un lado del arroyo. Cara había comprado comida y un mantel de cuadros para mí, también un buen vino y no sé cómo, pero consiguió una botella de sangre de La Reserva.
Los vampiros hacían unas mezclas extrañas de licor con tintes de sangre muy específica y la conservaban con ayuda de ciertos químicos o no se qué cosa. La llamaban Orgasmo.
No pregunten por qué, nadie me lo dijo.
Yo no era mucho de colores pasteles, pero esa noche me decidí por llevar un bonito vestido floreado que me daba hasta los tobillos y un cárdigan a juego. Me veía como una réplica de Evelyn, pero lo dejé pasar porque me sentía linda.
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Corazón Resiliente #2
FantasiMichelle Howard aborrecía a los vampiros con todo su ser, tenía como objetivo eliminarlos y luchó durante mucho tiempo para conseguirlo... Hasta que, por cosas del destino, se convirtió en una de ellos. Después de una guerra casi interminable, acab...