108 14 0
                                    

— oh, ¡hiroshi! buenos días.

su mañana no podía empeorar, no más que en esos momentos.

primero, había despertado con el corazón en la boca debido a una pesadilla (donde serpientes caían del cielo y no hacían más que clavar los colmillos en su cuerpo), poco después se dió cuenta de que no había corregido algunas tareas de los niños de su clase, y por si fuera poco, cuando estaba tomando café una gota del líquido cayó en su camiseta favorita, tuvo que quitársela y correr a lavarla si no quería que la mancha estuviera ahí por mucho tiempo. aquello provocó que se le hiciera tarde, muy tarde, y para cuando estaba en el semáforo se dió cuenta de que uno: su camiseta estaba al revés, y dos: no traía consigo su maletín.

tuvo que regresar a casa y llegar más tarde de lo que iba, recibió una llamada del director reclamando su tardanza y al llegar casi se cae en la entrada, pero supo reponerse con rapidez.

entonces ahora debía toparse con él, con choi wonho, quien le sonreía con dulzura, totalmente ajeno a la mierda de comienzo de día que tenía.

— buenos días, señor choi.

no tuvo tiempo para detenerse a charlar (de todas formas ni quería), iba demasiado tarde y los niños debían estar esperando dentro del aula, más le valía apresurarse.

sin embargo, la mano en su antebrazo le hizo detenerse de inmediato. no era un agarre fuerte, o demandante; era delicado y gentil. al girarse pudo ver la sonrisa imperturbable en el rostro de wonho, quien le miraba con aquellos ojitos llenos de confusión ante su apuro.

— ¿pasa algo? te ves... ajetreado.

sí, estoy llegando tarde, y tú me estás atrasando, rarito. evitó rodar los ojos, pero no pudo contener el suspiro lleno de hastío que salió de su boca.

— estoy llegando tarde, si me permites... —se zafó del agarre ajeno con "cuidado", dando un par de pasos lejos del contrario—, debo irme, nos vemos.

— espera, nos dijeron que te iban a suplantar. dejé a soobinnie con una mujer allá.

— ¿qué?

abrió sus ojos en demasía, sacó su teléfono y cuando intentó ver si tenía alguna notificación que explicara su sustitución notó que estaba sin batería, completamente apagado.

apretó con fuerza el celular (a la vez conteniéndose de no romperlo), respirando hondo e intentando calmar su creciente enojo. podía decretar que ese era el peor día de su vida como adulto, era la primera vez que le sucedían tantas desgracias, ¡y ni siquiera iba a la mitad del día!. guardó el aparato mientras exhalaba con frustración, pensó en si ir a hablar con el director o su suplente para avisar que había llegado, después de todo, seguramente no sería un problema para esa mujer retirarse.

— eh, ¿hiroshi?

volvió a respirar hondo, se había olvidado del señor choi. le miró unos segundos, escaneando por primera vez (con la suficiente atención) su vestuario. no tenía su saco negro de siempre, en realidad, iba casual, con unos jeans rasgados, botas de cuero, y una camiseta negra que se apegaba a su cuerpo.

— usted... ¿usted no va a trabajar? —preguntó finalmente, un tanto nervioso de que el contrario le respondiese de mala manera.

después de todo, ese no era su asunto, pero ahí iba él, con su curiosidad siempre ganándole a su razonamiento.

— hoy he pedido el día libre, a decir verdad... es una fecha muy importante para soobin y para mí. —le vió desviar la mirada a la cartelera junto a ellos, metiendo ambas manos en sus bolsillos.

CHANCE  |  STRAY KIDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora