Bosques De Pandora.

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Neteyam estuvo listo temprano por la mañana para iniciar sus lecciones con Andeyla. Suspiró intentando darse fuerzas, ellos no habían tenido el mejor de sus inicios, pero no quería pensar que así sería siempre, es decir, ni siquiera se conocían en uno al otro. Bien podía darle una segunda oportunidad. Colocó su cuchillo en su cinturón para irse, ella debía estarlo esperando, según su padre los militares siempre se levantaban temprano.

- Hijo - la voz de su madre lo hizo girarse. La mujer tenía entre sus manos lo que parecían ser ropas, se las extendió con una sonrisa. - lo primero que yo hice cuando tu padre llegó aquí fue hacer que usará nuestras prendas, quizá puedas hacerlo lo mismo - Neteyam sonrió ante las palabras de su progenitora tomando la ropa entre sus manos.

- ¿Crees que quiera cambiarse? Ella parece odiar la idea de que le enseñe - dijo el menor mirando las prendas en sus manos.

- Dale tiempo. Estoy segura de que con algo de paciencia ella terminará aceptando su nuevo entorno - la mujer acarició suavemente la mejilla de su hijo mirándolo con orgullo - lo harás bien. - dijo logrando ver el nerviosismo a través de su hijo.

- ¿Lo crees? Realmente parece odiarme - se quejó el joven guerrero sacándole una sonrisa a su madre. - ¿Qué?

- Me recuerda a cuando conocí a tu padre. A mí tampoco me encantó la idea de enseñarle a un forastero, fui muy tosca con él al principio, pero logramos llevarnos bien. - Neytiri se apartó de su hijo que la miraba no muy convencido - Sólo se tú mismo y estoy segura de que le agradarás - agregó la mujer antes de darse media vuelta para volver a entrar en el marui.

- Ojalá tengas razón... - murmuró el chico.

- Buena suerte - se despidió su madre. Neteyam respiró profundo dándole una última mirada a las prendas en sus manos antes de ponerse en marcha. Él podía hacer eso, había hecho cosas más difíciles en el pasado con éxito, aquello debería ser pan comido para él.

Hizo su recorrido entre su gente para llegar a la salida de la aldea, varías personas lo saludaron en el camino, Neteyam al ser un joven promesa era reconocido entre su pueblo causándole una gran satisfacción, lo hacía sentir confiado y poderoso justo lo que necesitaba para tratar con una testaruda forastera. Cruzó todo el camino hasta el sendero que lo llevaría a la base donde estaba su nueva aprendiz, realmente esperaba que estuviera de mejor humor que ayer, al menos debía reconocer que se había comportado muy bien con Tuk, de hecho, fue a la única que no le hizo ningún tipo de mueca, debía darle puntos por eso.

Mientras se iba acercando pudo vislumbrar a lo lejos una figura femenina parada justo en la entrada de la base, sus brazos cruzados sobre su pecho. Andeyla usaba una ropa diferente a la de ayer, Neteyam supuso que Norm y los otros se la prestaron, se veía mucho más fresca que ayer, su cabello ya no parecía enmarañado ahora estaba atado en una coleta baja, su camisa había sido cambiada de una blanca a una de color crema, en vez del short ahora usaba un pantalón holgado y en sus pies lo que parecían ser unos botines altos como los que veía usar a los avatares de vez en cuando. Era un buen estilo. Andeyla debió haberlo escuchado llegar ya que su cabeza se giró en su dirección, sus ojos encontrándose a la distancia. Neteyam tomó una profunda respiración tratando de deshacerse del escalofrío que había viajado por si espina dorsal cuando sus ojos se encontraron. Con un último suspiro retomo su caminata hacia la navi poniendo la mejor de sus sonrisas en su rostro, ayer había sido un desastre, pero pondría todo de sí para que pudieran llevarse bien. El principio no definía el final.

- Buenos días - saludó cuando esto frente a ella - veo que estas listas.

- Sí - respondió con simpleza la navi, su cola moviéndose ligeramente detrás de ella.

HIJA DE DOS MUNDOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora