Fiesta

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Capítulo 9.

A minutos de llegar, siente un cosquilleo en el vientre por los nervios. El volumen de la música estaba lo suficientemente alto como para que la pudiera escuchar a algunos metros de distancia de la entrada, y cuando por fin abre la puerta principal distingue el olor a marihuana, cerveza y tabaco.

Había más gente de la que imaginaba, suficientes personas como para que resultara difícil encontrar a alguien, y la gran sala estaba iluminada sólo por unas luces led que cambiaban de color constantemente, cosa que sólo hacía más difícil su tarea. La mayoría estaba bailando, bebiendo o charlando en distintos grupos, él reconocía a la mayoría, pero busca con la mirada a su pareja antes de saludar a nadie, poco le importaba verse borde.

—¡Craig! Viniste —alguien le toca el hombro, y el pelinegro se gira para ver a Red. La saluda con un ademán, viéndose distraído y aún buscando a Tweek—. ¿Buscas a Tweek no? Lo miré charlando con Kenny en aquella esquina hace un momento —ella señala, y Craig frunce el ceño con disgusto. No solía ser alguien celoso, sobre todo porque confiaba plenamente en su pareja, pero que el chico más coqueto que conocía estuviera "charlando" con su novio, no le daba muy buena espina.

Le agradece a ella por el dato y se dirige entonces, pasando por un grupo de gente y encontrando a Butters, Kenny y Tweek hablando, con vasos de plástico rojo en sus manos, probablemente con cerveza o algún cóctel. Sonríe cuando hace contacto visual con el otro chico, y se integra, saludando a los chicos y dándole un beso en la mejilla a Tweek.

—Te ves bien, cariño —dice el más alto, viéndolo de arriba abajo, admirando su conjunto.

—Tú también, Craig —él dice, y el rubio le da un corto beso en los labios.

—Te ves tan lindo mi amor, quiero casarme contigo, ñaña —le dice McCormick a Stotch con un tono agudo, burlándose e imitando a la pareja. Leopold oculta el rubor que aparece en su rostro tomando de su bebida, porque a pesar de ser una broma, aquellas palabras lo habían tomado por sorpresa.

—Cállate, Kenny —dice Craig—. Quiero bebida, ¿dónde está la barra? —pregunta el moreno, y Tweek entrelaza sus dedos con el del otro.

—Yo te acompaño —ofrece el rubio, jalando al chico y guiándolo por entre las personas, llegando a unas mesas que tenían múltiples botellas de licor.

El moreno elige una botella de vodka, y busca en una de las hieleras que estaban debajo de las mesas algún jugo para mezclar. Lo sacude un poco, para integrar el líquido, y da un sorbo. Mientras hacía eso, sentía los ojos del otro chico encima suyo, y sonríe, agarrándolo por la cintura y plantándole un beso.

Por algunos segundos juegan con sus lenguas, sintiendo el sabor del alcohol mezclándose entre sus bocas. La saliva chorrea por las comisuras de sus labios, y Craig baja los besos hasta su oreja, soltando un jadeo caliente contra su oído a propósito y sonriendo para sí mismo cuando sintió al otro chico estremecerse.

—Querías acompañarme por esto, ¿no es así? —pregunta en un susurro, y lame el lóbulo de la oreja, bajando con su lengua hasta su cuello, sacándole un pequeño quejido. Para suerte de ambos, nadie les prestaba atención, y la música cubría su conversación. Seguramente no serían la única pareja agasajándose en aquella fiesta.

—N-no —dice el rubio, y separa al otro empujándolo por los hombros, desviando la mirada cuando vio los ojos verdes del otro brillando con lujuria—. ¿Volvemos con los chicos? —pregunta Tweek, y Craig niega con la cabeza.

—No me gusta que estés cerca de Kenny —él menciona, dando otro trago a su bebida. Tweek lo imita, terminándose el vaso y rellenándolo con licor, aprovechando que estaban ahí— ¿Cuántos llevas? —pregunta.

Café CalienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora