♡ ᴏɴᴇ-ꜱʜᴏᴛꜱ ♡

KnY: Kyojuro Rengoku

—Eres la cosa más linda —le dijiste a tu cuervo. Era más pequeño que los otros, pero era la cosa más linda, con un lindo moño celeste en su cuello que le daba ese ligero toque de ternura. La pequeña ave te dio un breve pero claro mensaje—: Claro... iré enseguida.

Te levantaste de la silla de aquel lindo jardín que era parte de la finca nevada, dejaste tu té de lado mientras emprendías camino a la reunión de los pilares.

...

Llegaste con total tranquilidad al lugar. Veías con atención cada una de las plantas en el camino. A lo lejos lograste reconocer a cada una de las personas. Tu sonrisa se hizo presente al ver una cabellera roja y amarilla muy conocida. Aceleraste un poco tu caminar, pero rápidamente sentiste cómo alguien te abrazaba por la cintura. La joven de cabellera rosa te abrazó con fuerza. Acariciaste su cabeza con ternura mientras ella restregaba su mejilla con la tuya.

—Mitsuri, te ves muy linda el día de hoy —la halagaste a la de ojos verdes, mientras sus ojos brillaban.

—¡Vamos! Kyojuro-san la está esperando desde que apareció —sonreíste con gracia al ver cómo tiraba de ti para llegar con él.

Llegaste a su lado, a lo cual él rápidamente te tomó entre sus fuertes brazos. Pasaste tus brazos por su cuello y sentiste el calor que emanaba de su cuerpo. Llevaban un par de semanas sin verse, gracias a las constantes misiones. Bajó tu cuerpo con mucho cuidado para acariciar tu cabeza con su gran mano.

—Kyojuro... te ves bien... te extrañé —él sonrió al ver a su linda pareja frente a él.

—______, te ves tan linda como siempre —dijo en su habitual tono de voz con esa amplia sonrisa que siempre amas, mientras acariciaba tu mejilla. Por otro lado, la de ojos verdes gritaba de emoción al ver a su profesor y mejor amiga. Anhelaba tener esa conexión con alguien.

El momento fue interrumpido al ver llegar a unos kakushis que cargaban a un chico de cabellos borgoña y una caja de madera.

...

Caminabas junto al de cabellos amarillos, iban rumbo a la finca nevada. Era el lugar más tranquilo, y era donde el padre de él no podía interrumpirlos. El ambiente era tranquilo, hasta que sentiste su mano en tu cabeza. Acarició tus cabellos con ternura, a lo que volteaste a verlo. Sus ojos eran lo más hermoso que habías visto alguna vez en tu vida.

Rápidamente te tomó en brazos para cargarte en su antebrazo. No eras la definición de gran altura, así que ahora quedabas justo al lado de su rostro.

—Te extrañé mucho... no te he visto en semanas —murmuraste mientras te escondías en su hombro.

—Lo sé, yo también te extrañé mucho —entraron a tu hogar, a lo que él caminó a aquella pequeña área que tenías destinada a descansar. Tomó asiento mientras te acomodaba en sus piernas, acariciaba tu cabello con mucho cuidado mientras te daba pequeñas palabras de adoración—: Mi cuervo me dijo que tendría unos días para descansar... la misión me dejó agotado.