♡ ᴏɴᴇ-ꜱʜᴏᴛꜱ ♡

KnY: Sanemi Shinazugawa

Estabas sentada al borde de un acantilado, con la vista perdida en el horizonte. El frío viento de las montañas te acariciaba el rostro, pero apenas lo sentías. Tu mente divagaba, atrapada en pensamientos lejanos, mientras tus dedos jugueteaban con un pequeño trozo de hielo que habías moldeado sin darte cuenta. Era un día tranquilo, uno de esos raros momentos en los que el peso de ser la Pilar de la Nieve, titulo que todo el clan Maki habia tenido en algun momento, parecía disiparse por un breve instante.

Sin embargo, ese respiro no duraría mucho. Escuchaste pasos ligeros y reconociste la voz antes de siquiera girar la cabeza.

—¡_____! —La energía contagiosa de Mitsuri te sacó de tus pensamientos. La Pilar del Amor apareció a tu lado, con una sonrisa cálida que contrastaba con el aire gélido a tu alrededor—. ¡Estaba buscándote! Es hora de ir a la reunión de los pilares.

Asentiste, pero tu mente aún estaba a medio camino entre el presente y tus recuerdos. Te levantaste, sacudiendo la nieve de tu haori, y observaste a Mitsuri, quien te esperaba pacientemente.

—¿Estás bien? —preguntó con un tono suave, su mirada reflejando genuina preocupación.

—Sí, solo estaba... pensando —respondíste, sin añadir más detalles. No era necesario.

Mientras ambas caminaban hacia la reunión, una sensación de tensión crecía en tu pecho. Sabías quién estaría allí, y aunque nunca lo admitirías en voz alta, la presencia de Sanemi siempre despertaba algo incómodo en ti. Cada encuentro con él era un choque de fuerzas, una mezcla de ira contenida y una atracción que detestabas reconocer. Y hoy no sería la excepción.

...

La imponente mansión de los Pilares se alzaba frente a ti cuando llegaste junto a Mitsuri. El ambiente estaba más tranquilo de lo que habías anticipado, lo cual agradeciste en silencio. A medida que entraban al amplio salón, cada Pilar ocupaba su lugar, listos para la reunión que se avecinaba. Las conversaciones eran tenues, y tú permanecías en silencio, observando el movimiento de los demás mientras tu mirada, casi de forma involuntaria, buscaba a Sanemi.

Shinazugawa estaba apoyado en una pared, con los brazos cruzados y una expresión dura que parecía esculpida en piedra. Evitaste mirarlo por demasiado tiempo, enfocándote en las palabras del líder.

La reunión transcurrió con calma, para tu sorpresa. Se discutieron estrategias, movimientos recientes de los demonios, y reportes de misiones. Nada fuera de lo común. Cuando el sol comenzó a caer, la luz del atardecer llenó la sala con tonos cálidos. Uno a uno, los pilares comenzaron a retirarse, hasta que solo quedaste tú y Sanemi, de pie, mientras el patrón los observaba en silencio.

—Lauren. Sanemi —dijo finalmente el patrón con su voz grave, mirando a ambos con seriedad—. Quiero pedirles un favor personal.

Frunciste levemente el ceño, notando la incomodidad en los ojos de Sanemi al escuchar esas palabras. El líder rara vez pedía algo fuera del deber habitual.