¿Como En Los Libros? | COMPLETA ✓

5.

Espero que disfruten esta nueva versión y que la gozen tanto como yo ✨🫰

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(Mi canal de ig está en mi perfil)

Kevin:

—Esto es una mierda.

Pase mis manos por mi cara. Estaba frustrado.

Tenía una rara sensación en el estómago que me daba angustia. Ese extraño sentimiento de que algo va a salir mal.

—¿Kevin? —llamó mi madre a la puerta de mi habitación—. ¿Estas bien? Es más tarde de lo habitual y no has salido de allá dentro.

Tenía razón, con normalidad salgo bastante rápido de mi cuarto.

—Si, todo está bien, no te preocupes. —presioné mi estomago con fuerza tratando de quitar esa horrible sensación.

Hubo un pequeño silencio que me comía por dentro, mi madre no es de quedarse callada.

—Está bien. Me iré a trabajar, si necesitas algo me llamas.

No respondí nada y solo eché mi cabeza hacia atrás, pegándola en la cabecera de la cama.

Por cosas como estas es que pienso que me estoy volviendo loco.

Igual… Solo son presentimientos, ¿Qué podría pasar?

Recogí toda mi poca fuerza y me propuse seguir con mi día. No iba a dejar que algo tan simple como eso me afectara.

————— ☼ —————

La poca paz que había en el salón de clases fue cruelmente destruida en segundos. De hecho, es ridículo pedirle tranquilidad a un salón llego de bestias.

—¡Adivina quién llegó más temprano hoy!

Suspiré hondo al escuchar la voz alegre de Caleb llegar a mi lado.

—Déjame adivinar… ¿Mi peor pesadilla?

—Exac- ¡Oye! —me miró indignado.

No pude contenerme y solté una pequeña risa. Amaba molestarlo.

—No me da risa, cabrón.

—¿Ah no?

—No

—Pues a mí sí.

Caleb me miró incrédulo. Nos miramos fijamente unos segundos antes de empezar a reírnos.

—Eres un pendejo. —dice entre risas y despeina mi cabello.

—Un pendejo hermoso —dije orgulloso.

Caleb deslizó su mano por la parte posterior de mi cabeza y descendió hasta mi nuca, dio unas leves caricias y me sonrió.

—Tienes razón, eres un pendejo demasiado lindo. —sonríe y desliza su mano por toda mi mandíbula hasta mi barbilla, donde se detiene unos segundos para mirarme y agrandar su sonrisa.

Su mano no es nada suave, pero logra desconfigurarme en seguida. Su mirada y la mía se topan por unos segundos y siento mi corazón entrar en crisis.

Desvió mi mirada y sonrío.

—Siéntate de una vez antes de que nos regañen

—¿O sea que no me vas a saludar de un abrazo? —hizo un leve puchero con los labios.