22.

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El capítulo 22 por fin está corregido! Espero lo disfrutes y comentes.

Gracias por apoyarme, pero si le das estrellita o recomiendas me haría muy feliz!! 🥹❤️

Kevin:

El dolor que ataca mi espalda es horrendo.

—Tengo mis dudas de si algo no se rompió ayer —mascullo adolorido.

Mis piernas tiemblan. No puedo mantenerme de pie del todo. Estoy apoyado en la pared.

Caleb se acerca y me carga en sus brazos.

—Whoa… ¿Y eso que fue? —Lo rodeo con mis brazos.

Caleb besa mi frente con dulzura.

—Se que te duele. Lamento haber sido tan brusco ayer. Te ayudaré a lavarte y luego te traeré devuelta para que no te esfuerces mucho ¿Va? —sonríe.

Ruedo los ojos. Mis mejillas se calientan por la vergüenza.

—Tu siempre haces lo que quieres —sonrío divertido.

—Cuando no me quieres cortar una pata sí —se ríe.

Ruedo los ojos y recuesto mi cabeza en su pecho escuchando sus latidos.

La vergüenza no lo es todo en la vida. Al menos no ahora que está él.

             ————— ☼ —————

No conté muchos pasos fuera de mi habitación cuando una caja golpeó bruscamente en mi cara.

—¡Oye!.. ¿Eh? —lo que ha caído en mis manos me deja boquiabierto—. ¿Condones?

—De nada —dice colocando las manos en sus caderas.

Enarco una ceja y miro la caja a detalle.

—¿Cómo sabes que talla es? —curioseo.

—¡¿QUÉ?! —grita Caleb.

Mi madre rueda los ojos.

—Usé el sentido común; solo míralo —lo señala de cuerpo completo y las mejillas de Caleb se tiñen—. Es alto y moreno. Créeme, los morenos tienen un GRAN potencial. Tu ya lo confirmaste de más.

La miro boquiabierto por unos segundos.

—No pues… Tienes razón —me encojo de hombros.

—Ustedes dos son un caso increíble… Yo estoy muriendo de vergüenza y ustedes cómo si nada, por Dios —murmura Caleb cubriendo su rostro.

Mi madre y yo nos miramos divertidos.

—Relájate y ven, vamos a hablar seriamente en el sillón —señala con una pequeña sonrisa.

Ambos la seguimos hasta el sillón. Ella se sienta frente a nosotros y su mirada va fija a Caleb.

—Caleb, tu y yo ya lo habíamos hablado así que espero no te tomes esto a mal

—¿Hablaron qué? —pregunto curioso.

Ambos me ignoran y se miran fijamente.

—Esta bien, la escucho —responde Caleb con seriedad.

—Yo sigo aquí, yuju, ¿Si me ven? —sacudo la mano frente a sus caras.

Me pasan de largo, otra vez.

—Yo se que mi hijo tiene una cara humilde…

—Ay no —suelto avergonzado.

—Se que él es como rarito, que es un enano malhumorado, que es bien quisquilloso con todo, que es un homosexual loquito por hombres que ni lo topan

¿Como En Los Libros? | COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora