¿Como En Los Libros? | COMPLETA ✓

6.

Volví, volví aunque yo me creía tiezo al 100×100

Pero equis, somos chavos
Espero con todo el corazón que te esté gustando la nueva versión si eres Antigu@, pero si eres nuevo ojalá estés gozando de la historia

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Kevin:

«¿Soy un fracaso para ti? ¿Ya te viste? No eres nada más que mi sombra.» La voz de Caleb resuena en mi cabeza y el tono molesto en el que lo dice me hace poner ansioso.

«Eres un idiota que no sabe valorar nada de lo que tiene» Otra vez ese tono frío golpea mi pecho y siento mis ojos se cristalizan.

«¡Claro que no! ¿Por qué dirías eso?...» siento la calidez de mis lágrimas recorrer mis mejillas y cuando encuentro la mirada fría de Caleb sobre la mía mi mundo se derrumba.

Todo se empieza a tornar de negro y lo último que logro escuchar es un «Te odio».

Tomo una gran bocanada de aire al despertar. Mi respiración está agitada, mi corazón no parece tranquilo y al pasar una mano por mi cara noto la humedad de mis mejillas. ¿Había llorado?

—Mierda —me cubro la cara con ambas manos. Trato de eliminar las lagrimas mientras hago el intento de regular mi respiración agitada.

Nunca había tenido una pesadilla, ni siquiera de niño. No soy muy fácil de asustarme con un simple sueño, pero este por alguna razón aún después de despertarme me tenía con las palabras rondando en mi cabeza.

No lo voy a negar, mi madre tiene razón, siempre trato demasiado mal a Caleb y me preocupa que él se cansé de mí. Que no pueda soportarme, que piense que soy un inútil y la verdad no sé equivocaría. Me preocupa tenerlo lejos, me preocupa no tener a Caleb a mi lado, pero mas que nada me preocupa no ser suficiente para seguir estando a su lado.

Ese simple pensamiento logra que mi corazón se sienta presionado. Siento las lagrimas caer de nuevo sobre mis mejillas y aunque trato de secarlas estas no cesan. No importa cuánto me repita que fue solo un mal sueño, en el fondo el miedo de que suceda me abruma.

Nunca me dieron un cariño extremadamente fuerte, nunca me acostumbre al cariño de alguien que no fuera mi madre.
Nada justifica el alejar a personas que me quieren solo por "es que yo soy así", pero todo se vuelve más difícil cuando lo único que piensas es que nunca valorarán que lo des. El simple miedo de que no te tomen importancia es aquello que me aterra.

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—¿Lloraste? —pregunta mi madre mientras me pasa un paquete de galletas y un vaso de yogurt.

Solo le había pedido eso, no me insistió y creo que se porque.

—Tuve un mal rato está mañana. —agarré una galleta

Ella me miró durante unos segundos, luego miró su reloj y suspiró.

—Me tengo que ir, ¿Seguro que toda está bien? Si algo pasa y no estoy dile a Caleb que puede venir. —se despide con un beso en mi cabeza y sale corriendo.