Marianne miró lentamente alrededor de la tienda de té, pensando que este era un lugar a la que Kristoff nunca vendría.
El lugar estaba decorado en colores blanco y azul como una tienda ubicada junto al mar, tenía un ambiente limpio y fresco en general. Pero más que nada, algo le llamó la atención.
"¡Oh... !"
Una baja exclamación brotó de sus dientes. El mar azul se extendía más allá de la gran ventana. Un mar tan vasto que era imposible saber dónde comenzaba o dónde terminaba.
Solo entonces Marianne se dio cuenta de que nunca había visto el mar, a pesar de que habían pasado muchos días desde que había estado en Blauberg. Parecía que ni siquiera tuvo tiempo de mirar el mar.
La profundidad del mar era tan grande que parecía negro a primera vista. El ambiente era bastante diferente al de una playa turística donde la gente disfruta de las vacaciones de verano.
Vió un faro rojo que se elevaba en la distancia. Grandes barcos se estaban reuniendo en el puerto uno tras otro. El sonido de las bocinas de los barcos resonaba en desorden. Cada vez que lo escuchaba, los pequeños hombros de Marianne se estremecían.
Este no era un lugar de descanso, sino un océano de una vida intensa. Y ella pensó que el mar aquí era más hermoso que cualquier resort.
A lo lejos, en el muelle, hombres con las mangas arremangadas hasta los hombros cargaban su equipaje, y un gato callejero buscaba la oportunidad de robar pescado.
Kristoff susurró en voz baja mientras miraba fijamente por la ventana.
"Sabía que te gustaría, Marianne."
El café y el postre se colocaron frente a ellos, quienes estaban sentados a lado de una ventana grande. Solo entonces Marianne bajó la mirada a la mesa. Todavía no sabía cómo aceptar esta situación.
Ella volvió a mirarlo. Kristoff, reclinándose tranquilamente, se llevó la taza a los labios. Su impecable apariencia cautivó su mirada.
Kristoff dejó la taza y levantó ligeramente la vista, y Marianne, que lo miró a los ojos, apartó la cabeza avergonzada. Ella miró al mar y él miró a Marianne.
"Kristoff."
Marianne, que volvió la mirada hacia él después de un rato, habló primero. Es porque no podía soportar el silencio punzante. Quería romper ese silencio de alguna manera.
"Dime, Marianne."
"Sobre Paul."
"¿Paul?"
Ante el nombre desconocido que apareció de la nada, Kristoff frunció levemente el ceño y repitió sus palabras. Ningún rostro le vino a la mente de inmediato.
¿Quién era él?, preguntó con voz confundida.
"¿Es tu compañero policía?"
Marianne dejó caer los hombros y dejó escapar un largo suspiro. Kristoff se estremeció y la miró. Con una mirada hosca como un perro que ha decepcionado a su dueño.
"El chico arrestado por asesinato ayer. Paul Keller."
"Aah."
Kristoff asintió como si acabara de recordarlo. Y lanzó una mirada curiosa. Como si preguntara por qué de repente sacaba a relucir la historia del chico.
Marianne bajó la mirada con expresión pensativa. Miró su vestido durante mucho tiempo. Dudando si hablar o no.
Sabía que Kristoff haría el trabajo a la perfección. Al mismo tiempo, no quería estar en deuda con él. Es por eso que no podía hablar descuidadamente.
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Te pido perdón
Teen FictionSinopsis "Desde el momento en que te vi por primera vez, siempre has sido mi sol. Pero en algún momento, me di cuenta". "..." "Si el sol es demasiado brillante, no puedes ver las estrellas". Heredero de la familia Schneider y abogado con una tasa de...