Marianne, que sin darse cuenta levantó la cabeza, dejó escapar una exclamación en voz baja. Miró a Kristoff con ojos brillantes.
"¿Qué tal si vamos en coche?"
"¿El coche?"
La mirada de Kristoff se dirigió al coche en el garaje. Su sugerencia tenía sentido. Si tarda más de medio día en carruaje será menos en coche.
Oscar pareció pensar por un momento y luego abrió la boca.
"Creo que sería mucho mejor que un carruaje. Pero soy el único que sabe conducir un coche en esta mansión. Porque, en primer lugar, no se necesita a alguien que sepa conducir un coche. Le preguntaré al marqués si puedo dejar la mansión hoy. Después de preguntar podremos prepararnos."
Los ojos de Marianne miraron fijamente a Kristoff. Kristoff, quien la miró a los ojos, puso una expresión dudosa, como si preguntara por que ponía esa cara.
"¿No me estarás preguntando si puedo conducir ahora mismo, Marianne? Soy el dueño del coche, no un conductor."
Fue un comentario arrogante. Al mismo tiempo, también tenía razón. No tuvo que aprender a conducir. Conducir es trabajo del empleado, no del empleador.
(NT: de alguna manera nos dijo pobres, jajajja aunque tengamos coche.)
"Yo puedo hacerlo."
Marianne lo miró y dijo con calma.
"....."
"....."
Por un momento, hubo un breve silencio. Los ojos de Louis se abrieron y Oscar frunció levemente el ceño. Y Kristoff la miró con ojos dudosos.
Marianne se encogió ligeramente de hombros y añadió más.
"Yo puedo manejar. Eso significa que Oscar no nos tiene que acompañar. Vámonos ahora, Kristoff."
Entre las personas que permanecieron quietas, sólo Marianne se movía con calma. Ella miró a Louis.
"¿Puedes encontrar las llaves del auto, Louis?"
"¿Eh? Ah, sí, señora Schneider.
Louis, que respondió con cara de sorpresa, se bajó del asiento del cochero y entró al almacén. Miró a Oscar y Kristoff y le entregó la llave a Marianne.
Marianne abrió la puerta del conductor. Cuando puso la llave y la giró, escuchó el motor sonar como un trueno. Y después tembló fuertemente por uno momentos.
Marianne miró a Kristoff, que estaba de pie. Quiso preguntar qué estaba haciendo sin subir al coche. Sólo entonces Kristoff recobró el sentido y dio un paso lento.
Click.
"....."
Dudó cuando estaba a punto de sentarse en el asiento trasero. El asiento trasero del asiento del pasajero. Hasta ahora, ese era su asiento designado. Pero por alguna razón, sentía que lo tocaban la nuca.
Cuando lentamente giró la cabeza, Oscar sacudía la cabeza con un rostro inexpresivo. Louis sacudió la cabeza con más fuerza que él.
¡No es ahí, maestro!
Algo como eso.
Kristoff cerró la puerta como si nada hubiera pasado. Y esta vez abrió la puerta del lado del pasajero. Louis se acercó y levantó el techo del auto. La dorada luz del sol de la mañana se derramaba sobre su cabeza con una brisa fresca.
El coche salió suavemente del garaje. Todo sucedió en un instante. Antes de que uno pueda impedir que lo haga.
Marianne se despidió de Oscar.
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Te pido perdón
Novela JuvenilSinopsis "Desde el momento en que te vi por primera vez, siempre has sido mi sol. Pero en algún momento, me di cuenta". "..." "Si el sol es demasiado brillante, no puedes ver las estrellas". Heredero de la familia Schneider y abogado con una tasa de...