Te pido perdón

Capítulo 53. Feliz cumpleaños, marqués.

El Marqués Schneider volvió a mirar a Marianne. Los ojos de los dos se encontraron. El marqués sonrió suavemente como el abuelo que estaba de su lado.

"Tengo la intención de apoyar el sueño de la esposa de mi nieto. Tal vez Kristoff no sea diferente de lo que pienso. Es por eso que."

"....."

Un abuelo amable, que tenía una suave sonrisa hasta ahora, rápidamente borró su expresión. Eso solo hizo que la atmósfera a su alrededor se enfriara. Frío y fresco como un marqués de tiburones en su mejor momento.

"Espero que la gente aquí haga lo mismo. Creo que todos entienden lo que estoy diciendo."

Era una declaración de guerra que no perdonaría los chismes maliciosos. Nadie aquí fue tan tonto como para no darse cuenta.

La gente tragó saliva seca ante la aparición del marqués de tiburones, al que no habían visto en mucho tiempo. Y todos pensaron en el vizconde Gross y su esposa. Los que se fueron de Blauberg por insultar a Marianne.

(NT: entonces lo dijo en serio *miedo*)

El Marqués Schneider levantó su copa de champán con una sonrisa benévola como si no hubiera mostrado ningún signo de frialdad.

"Que Dios bendiga a los reunidos aquí."

Se llevó la copa a la boca. La gente levantó apresuradamente sus copas de champán y todos lo felicitaron. Cuando el marqués bajó del podio, la gente lo rodeó como si lo hubieran esperado.

Marianne se quedó allí, mirando al marqués Schneider rodeado por la multitud. Fue un shock completamente inesperado.

El Marqués Schneider protegió a Marianne frente a todos. Declaró que no toleraría que nadie la tocara.

Haaa.

Marianne se mordió el labio inferior y bajó lentamente la cabeza. Ya no era una desgracia para la familia Schneider. Ni siquiera fue como el agua estancada que contaminó a la familia Schneider. El marqués lo solucionó de esa manera.

"Dado que el marqués dijo eso abiertamente, nadie podrá molestarte descuidadamente de ahora en adelante, Marianne."

Al mismo tiempo, Marianne también notó que la declaración la había sorprendido. Su presencia bajo la custodia del marqués Schneider significaba que ella todavía era de la familia Schneider y que era la señora Schneider.

El astuto marqués atrapó dos conejos a la vez. Marianne susurró suavemente, acercándose al marqués.

"Tendrás que esforzarte más para alcanzar al Marqués."

"¿...Qué quieres decir?"

Kristoff, que estaba perdido en sus pensamientos con el ceño fruncido, preguntó con voz descontenta.

"¿Qué quieres decir, Marianne? ¿Tengo que esforzarme para alcanzar al marqués? ¿Qué es lo que me falta?"

Kristoff la persiguió e interrogó. Las cejas torcidas representaban un estado de ánimo de desaprobación.

Pero Marianne fingió no escuchar eso y se paró junto al Marqués con una sonrisa en su rostro. El marqués, que la vió, abrió los brazos con una gran sonrisa.

"Oh, Marianne."

"Feliz cumpleaños, marqués."

Abrazó a Marianne. Unas manos gruesas le dieron unas palmaditas amistosas en la espalda.

"Gracias. Sobre todo, que estés aquí es el regalo más grande para mí. Tú también lo sabes."

"...marqués."