El Primer Encuentro (1/3)

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Mi vida, podía ser la vida de cualquiera.

De no ser por que gracias a mis padres era mucho más adinerado que los demás.

Sin embargo, fuera de aquello mi vida no se diferenciaba con la de nadie más.

Asistía a la escuela, salía a divertirme con amigos, practicaba deporte, de vez en cuando perdía el tiempo vagando por allí como cualquier otro chico, e incluso tuve una a dos novias, (aunque las relaciones con ellas nunca funcionaron al final).

Asumí que mi vida siempre sería así. Como aparentemente había sido escrita.

Iría a la universidad, al graduarme me haría cargo de la empresa de mi padre, me casaría con alguna chica, tendríamos hijos y pasaría el resto de la vida viviendo de esta tranquila, común y aburrida forma.

Ese era el plan, me gustase o no, así era y así debía ser la vida. O eso pensé hasta que llegué a la universidad y lo conocí a él.

Aquel día cuando abrí la puerta del que sería mi nuevo dormitorio durante los siguientes años en la universidad, fui recibido por la indiferente mirada de quien sería mi compañero de cuarto.

Era un chico delgado y lúgubre, con cabello tan oscuro como sus ojos que carecían de brillo y vida. Sus impasibles labios no radiaban ni felicidad ni tristeza o emoción alguna.

Él me miró con ese rostro inexpresivo, estiró la mano presentándose como "Ren", y luego continuó con sus asuntos mientras yo seguía de pie en la puerta algo confundido.

Sin embargo, pensé que aquel chico tenía su propio encanto a su manera.

Las semanas siguientes comencé a acostumbrarme a la vida en la universidad.

Iba a clases, salía con mis compañeros y amigos, me uní al equipo de rugby, asistía a una que otra fiesta viviendo la vida que un chico de universidad debe vivir. No como Ren que siempre estaba metido en el dormitorio con algún libro entre sus manos o haciendo los deberes en el ordenador.

Intenté múltiples veces hacer algo al respecto, invitándolo a acompañarme o iniciando una conversación amistosa, pero tras muchos intentos fallidos llegué a una conclusión.

Ren no era únicamente una persona con apariencia aburrida, sino que era completamente una persona aburrida.

Ambos seguimos con nuestras vidas, rutinas y hábitos sin molestarnos el uno al otro. Como un acuerdo no dicho de no intervenir en lo que hiciera el otro.

Todo siguió así hasta que el periodo de exámenes comenzó a acercarse.

Fue entonces cuando comencé a ver algunos cambios.

El cesto de basura junto a su escritorio siempre estaba lleno de envoltorios de comida y dulces, además de que Ren siempre tenía algo en su boca, desde una hamburguesa hasta un caramelo.

Iba y volvía del dormitorio. Ren ya no solo estaba metido en los estudios, ahora también siempre estaba comiendo algo y conforme las fechas de los exámenes se acercaban, las cantidades de comida crecían.

Cuando los exámenes iniciaron no podía dejar de ver como un chico como él podía comer semejante cantidad de comida todo el día. Su ropa se había vuelto extremadamente ajustada. Podía notarlo en especial en su trasero, como pantalón luchaba por contenerlo todo. Aunque por supuesto también lo notaba en su cintura, porqué su barriga siempre estaba hinchada, alguna veces lo estaba tanto que podía verlo sostenerla para evitar que se sacudiera cuando se movía.

Era fascinante.

Ahhh... lo recuerdo a la perfección. Aquel día...

Fue un viernes, la primera semana de exámenes había terminado.

Como Desee, Jefe (EXTRAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora