PERFECTOS (2/2)

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Ethan permaneció a mi lado sin decir nada el resto de la fiesta y durante el camino a casa.

No fue hasta que entramos a la casa que lo escuche llamar mi nombre.


-Ren...

-¡AH! -exclamé quejándome tanto que mi estómago comenzó a hacerlo.

Lancé al suelo mi sacó y desabroché el pantalón, para sentir mi barriga expandirse libre de la presión.

Deseaba averiguar qué le sucedía a Ethan, pero sentía que moriría si no comía nada en los próximos segundos. Así que caminando tan rápido como pude me dirigí a la cocina.

Comencé a comer lo primero que encontré en la nevera. Unos cuantos pastelitos preempacados, que me supieron como lo más sabroso del mundo en ese momento.


-Ren...

-Perdona, Ethan. Siento que moriré si no como ahora. Solamente terminaré esto y después podrás decirme todo lo que... ¡Ethan! ¡¿Qué estás haciendo?!


Sorprendiéndome nuevamente como lo había hecho en el pasado, Ethan me levanto en brazos, a pesar de mi peso y se dirigió a nuestra recamara.


-¡Ethan! Si quieres tener sexo esta noche está bien, pero déjame comer algo primero.


Ethan abrió la puerta de golpe.

En el interior de la recamara, había comida en todos los lugares que era posible ponerla, además de en una pequeña mesa que anteriormente no estaba allí.


-Supuse, que tendrías hambre al llegar de la fiesta, así que ordené a uno de los empleados de la casa de mis padres que preparará esto para tí... ¿Ren?


Ya no prestaba atención a lo que Ethan decía, lo único que podía escuchar con claridad era el sonido de mi estómago implorando que comiera todo lo que mis ojos veían de una buena vez.

Perdí el control de mi propio cuerpo, mis manos se movían solas llevando todo a mi boca.

Los pantalones que aún traía puestos se tornaban a un más ajustados y me pareció escuchar que comenzaron a rasgarse.

No me detuve hasta terminar con todo y caer rendido en la cama sin poder moverme.


-Ughhh... Me duele la barriga... *burp* ... comí demasiado rápido... *buuurp* Ethan... ughhh... no me siento... bien... ¿puedes...?


No necesité terminar de pedirlo y él ya estaba frotando mi barriga.

Tuve que esperar a que el dolor disminuyera para poder hablar sobre lo que le pasaba.


-Ethan...

-¿Qué sucede, Ren?

-¿Estás molesto conmigo?

-No creo que eso me sea siquiera posible.

-¿Y no te avergüenza que yo sea gordo, ni estar casado con otro hombre?

-Por supuesto que no ¿Por qué me avergonzaría?

-Honestamente, al comienzo yo me avergonzaba de ambas cosas... pero ahora ya no es así.

Como Desee, Jefe (EXTRAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora