capitulo 4

67 5 1
                                    

Narra Catalina

Hoy mi día había empezado lindo. Si, había. Estaba en mi etapa de ovulacion previo a mi periodo donde todo era demasiado intenso, sensible y exagerado. Básicamente parecía que estaba gestando un ser humano de 9 meses en mi útero. No me aguantaba ni a mi misma. Pase un corto periodo de la mañana con las chicas, solo para insertar una inseguridad y un susto más a la lista. Laia nos conto lo que le había pasado la noche anterior dejandonos preocupadas y aprovechamos para organizar todas las actividades que teníamos y hacerlas juntas. No había manera de que esto nos sucediera otra vez. Teníamos que cuidarnos una a la otra.

Después de desayunar sola en mi habitación comencé a sentir dolores de cabeza, pero como no tenia ninguna pastilla para calmar el dolor, tuve que salir a comprar algunas para poder ir tranquila a mi primer día de práctica en el hospital. Como ya estaba vestida desde temprano con mi ambo violeta oscuro, solo me puse una campera finita y salí del edificio.

Ya volviendo con mis calmantes, de muy mal humor y cara de pocos amigos hacia el departamento, escucho que sueltan un chiflido fuerte y gritan mi nombre.

-Catalina!- Me giro para ver quien me llama y era él. El piloto que almorzó con nosotras ayer. Veo como cruza la calle trotando para llegar hasta mi lado y frenar frente a mí con la respiración agitada.

-Catalina..- Repite mi nombre agitado con una sonrisa.

-Ho- Hola Lan, estas bien?- le pregunto un poco curiosa porque parecía que venía corriendo hacía 5 cuadras.

-Hola jaja, sisi estoy bien. Es que te vi cuando doblaste la esquina y yo estaba en la otra calle. Así que corrí un poco pero parece que caminas volando.- Me cuenta divertido apoyando sus manos sobre su cintura tratando de recuperar el aliento.

-Si perdón, es que voy apurada a mi hotel porque en 20 minutos tengo que salir para el hospital. Le explico apurada.

-Ah. Y en qué te manejas? Quieres que te lleve?

-No por favor, estoy bien. Son solo un par de calles, no es tan lejos.

-Insisto Cata, no es ningún problema. Aparte vas sola y es mejor que te vean salir de un auto el primer día, no?- Me insistió, y en realidad tenía un poco de razón. Me recordó a lo sucedido con Laia esta mañana, ya había empezado a tener un poco de miedo por ellas porque no quería que les pasara nada y no me venía mal ser acompañada por él. Me sentía segura.

-Okey, esta bien, pero primero tengo que subir a la habitacion a buscar mis cosas, preparame y ya estoy. Si querés podes venir conmigo.

-Claro, porque no. -Me contesta con una sonrisa y caminamos juntos hasta el hotel.

Cuando subíamos por el ascensor quedamos posicionados a los costados de las paredes quedando frente a frente. Analicé su ropa de marca dándome cuenta que sabe combinar los colores que quedan a tono con su piel. Iba impoluto. Casi perfecto diría. Luego de mirar el techo por unos segundos siento que escanea mi cuerpo para contemplarme.

-Te queda muy bien el uniforme, incluso el color te favorece muchísimo.- me dice sincero y lo mire sorprendida por el comentario salido de la nada.

-Jaja no, yo no lo creo. Detesto el color. Es muy llamativo.

-Bueno, yo creo que lo llamativo eres tú, el uniforme no tiene nada que ver.

Lo mire a los ojos sorprendida y error mío porque logró hacerme sonrojar como una niña. Le agradecí el cumplido con vergüenza y salimos del ascensor. Abrí la puerta del la habitación haciendolo pasar como si estuviese en su casa, su presencia me ponía nerviosa. Ya estaba nerviosa. Así que fui corriendo al baño a peinarme un poco y para ponerme solo un poco de rimel. Solo me faltaba mi mochila y ya estaba, pero cuando salgo del baño veo a Lando tumbado sobre los pies de mi cama muy relajado. Paso por su lado viendo que tenía los ojos cerrados, agarro mi mochila y me la cuelgo sobre mis hombros. Cuando lo iba a tocar para levantarlo decidí que era buena idea pellizcar su nariz haciendo que se ahogue por medio segundo abriendo los ojos repentinamente con desesperación, me reí un poco para decirle entre risas de que ya estaba lista. Se levanta de mi cama teniendo el tupé de amenazarme con COSQUILLAS.

Mónaco || Carlos-Charles-Lando Donde viven las historias. Descúbrelo ahora