Mi corazón duele, todo mi pecho duele, y respirar se hace doloroso también, mis brazos, mis hombros, mi cuello están acalambrados de tanto dolor, mi cabeza está por explotar.
Voy a morir.
Merlina llora y me llama por mi nombre, no me siento capaz de hablar, así que muevo mi mano hacia ella esperando que me ayude a calmar un poco la tortura que siento en mi interior.
Me abraza cerca de su pecho, escucho su corazón acelerado, toma su teléfono y llama a emergencias, pasando la dirección de mi casa y rogando que vengan rápido.
—Enid, Enid, quédate conmigo...
Mi mano busca la suya y entrelaza nuestros dedos.
Su otra mano va a mi mejilla y alza mi rostro, sus ojos lloran, los míos también, intenta sonreírme aunque no me lo creo.
—Estoy aquí, Enid, la ambulancia ya viene. Aguanta, aguanta un momento.
Me habla y me mira, me da caricias en mis manos, en mi cabello, me da pequeños besos, en ningún momento deja de llorar, hasta que tocan la puerta y se separa de mí para abrir.
Entran tres o cuatro personas, no lo sé bien, me suben a una camilla y me sacan de mi casa, me asusto cuando no veo a Merlina y mi corazón me da otra punzada de dolor, pero rápidamente noto su despeinada cabellera pelinegra a mi lado y toma mi mano otra vez.
—Aquí estoy, Enid, ya casi, bebé...
—Bebé... —murmuro, y sonrío con ganas de llorar.
Qué lindo apodo, que linda chica, que lindo beso, lindo, lindo, lindo.
—Quédate conmigo y serás mi bebé —dice, y besa mi mano.
Como si me fuera a ir después de semejante oferta.
En el hospital no sé qué me hacen, no sé cómo calman el dolor, cómo me hacen respirar de nuevo, pero escucho el pitido a ritmo de mi pulso junto a mi oreja cuando abro los ojos.
Allí esta Merlina y el doctor.
—Tuviste un pre-infato —dijo, sin anestesia ni nada—. ¿Sabes lo que significa?
—Que tuve mi ultimátum —mi voz suena dolorosa—. No voy a poder escapar la próxima vez...
Veo a Merlina frotar su rostro con molestia, el doctor asiente, porque sabe que no tiene nada para decirme, nada para mejorar la realidad, aún así tiene el descaro de hablar.
—Sólo pasó una semana desde los primeros síntomas, no dejes que esto te agobie, puedes remontar de nuevo, Enid.
—Váyase, por favor —pido, y el hombre se rinde luego de unos minutos.
Merlina se acerca a mí de nuevo y quiere abrazarme, pero detengo su rostro y la beso por segunda vez en mi vida, ella me sigue el beso sin dudar, aunque me sabe triste, no es como un el primero.
—E-Enid...
—Dijiste que me dirás "bebé", Mer —la miró con súplica—. Por favor...
—Bebé... —murmura, vuelve a llorar con algo de risa, y acaricia mis mejillas—. ¿Puedo estar contigo todo lo que te quede?
—Merlina Addams... ¿Es una forma de pedirme salir contigo?
—Si quieres ponerlo así —se encoge de hombros—. Sí.
Sonrió, asiento y no puedo evitar reír de felicidad, y ella vuelve a besarme.
Sé que después de aquel primer beso no dejará de hacerlo y eso me encanta.
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confession; wenclair
PoetryA Enid Sinclair le queda poco tiempo en este mundo, decide declararse a su crush mientras pueda. A Merlina Addams le asusta salir del armario y que la chica linda de la escuela se le declare no parece real. ¿Podrán confesarse a tiempo antes de que a...