Cada viernes luego de la universidad, volvemos a la cafetería y recreamos la primera cita que tuvimos ya hace tres semanas atrás.
Ella se pide un exprimido de naranja y yo un café, hablamos hasta que nos cansamos y luego vamos a pasear por allí, caminando de la mano a paso tranquilo.
Al vernos sentadas en la misma mesa, el mozo, un muchacho pelinegro, sólo pregunta un "¿Lo de siempre?", y nos trae nuestra merienda.
—Sabes... —comenta Enid, con una sonrisa algo triste, mientras remueve un poco la pulpa que quedó en el fondo de su vaso—. Ya completé la mayoría de la lista y ahora... Me siento un poco vacía, no sé, como que... ya no tengo nada para hacer en el mundo.
—¿Ya completaste casi todo?
Ella asiente.
—Las cosas importantes sí, digo... Hay otras estupideces cómo "Plantar un árbol" o un montón de cosas que no puedo hacer... Como ir a la playa, o al parque de diversiones —se encoje de hombros—. Ya no tengo nada importante que cumplir.
Me muerdo el labio sintiendome terriblemente mal por dentro.
—¿Puedo verla de nuevo? —pregunto.
—Claro —busca en su bolsillo y me entrega la hoja por segunda vez.
Me fijo en todo lo que no está marcado y esta vez también leo los que están tachados, hay unos cuantos que tienen un tipo de resolución, como el punto de ir a la playa.
—¿Por qué no puedes ir a la playa, bebé? —pregunto, alzando la vista para mirarla.
—No puedo estar mucho tiempo al sol, tampoco muy expuesta al calor... En realidad, me dijeron que no puedo estar en ningún ambiente que sobrepase los treinta y cinco grados centígrados.
Asiento, tomo mí teléfono para ver el clima.
—En unos días dan veinticuatro grados y estará nublado —le digo—. Podemos ir, tener un picnic en la arena y ver en mar.
Ella me mira con gratitud y sonríe, asintiendo.
—Estaría perfecto —chilla, con una ligera risa alegre.
Tomo su mano y dejo caricias en esta mientras vuelvo mi vista al papel.
Mis ojos buscan alguna otra que esté tachada, porque primera vez que vi la lista, las ignoré. Enid me había dicho que esas no las podría hacer y que no me preocupara.
Hay unas cuantas que desgraciadamente no voy a poder lograr ayudarla, como la de salto en paracaídas o volar sobre las nubes. Y me duele no poder hacer nada.
Leo una que me hace dudar si leí bien, frunzo el ceño porque no me creo.
"Perder la virginidad".
Mis mejillas se ponen rojas y bajo la hoja a la mesa, cubriendo mi rostro.
—¿Merlina? —pregunta—. ¿Pasa algo? —su mano aprieta ligeramente mi hombro, la escucho reír—. Hace mucho que no te ponías así~~ —dice con algo de burla.
—Niddie... ¿Eres virgen? —pregunto, aunque mi voz es tapada por mis manos, Enid tarda un rato en entenderme.
—Sí, Merlina... —murmura, y me siento rara porque hace bastante que no usa el formalismo—. ¿Lo dices porque es raro que una chica de veintidós sea virgen?
—No, no, no —me apresuro a negar—. D-Digo, yo... Tengo también tengo veintidós y t-tambien soy virgen... —aclaro, aún más por lo bajo que ella—. Y-Yo... Nunca lo hice con una mujer.
—¿Y con un hombre?
—Tampoco.
Sincalir ríe.
—Entonces, ¿por qué lo aclaras, Merlina? —dice con gracia, y me encojo de hombros sin saber qué decir—. Es raro... Pensé que no por... ya sabes, todo.
Niego.
—No, no... ¿Sabes que vivo en el armario, no? N-No me gustaría hacer algo que sea muy obvio y... Eso.
Enid asiente.
—Comprendo el sentimiento, pero... se siente mucho mejor cuando haces las cosas con libertad, y deberías intentar que te importe un bledo las cosas —asiento, porque estoy de acuerdo, pero eso es sólo fácil de decir—. Pero es que por cosas como... el beso del otro día y tal... Yo... no creí que lo fueras.
—Pues... Tuve un novio una vez, aunque nunca pasamos a tener relaciones.
—¿Puedo saber su nombre? —cuestiona, está sonriendo como si fuera a saber el chisme de su vida, tiene una mejilla apoyada en su mano y hace que uno de sus sonrientes ojitos parezca más pequeño.
—Tyler... —murmuro.
Enid alza las cejas y su boca se abre con sorpresa, escondo mi rostro en mis manos de nuevo, sintiendome a morir.
—¿Pero no era tu amigo?
—Lo es. Ahora. Antes era mi novio.
Comienza a reírse con algo de vergüenza.
—Oh, mierda... ¿Cómo pueden seguir siendo amigos?
—Siendo amigos y punto —sueno un poco brusca pero no me importa, no me gustan ese tipo de preguntas—. ¿Cómo crees que él sabe que soy bisexual... O lo que sea?
—Y-Y... ¿Cuánto tiempo salieron?
—Como por un año.
—¡Un año!
—¡Shhh! —la callo, moviendo la mano para que se calme, toda la cafeteria está mirándonos.
—¿Cómo no van a tener relaciones sexuales en todo un puto año de relación? —susurra con el ceño fruncido.
—Tyler es asexual, Enid —le informo—. A él no le interesa tener sexo, él quiere una compañera de vida, no de cama...
—¿Estamos hablando del mismo chico que me dio un Kamasutra?
—No, ese chico que te dio el Kamasutra es sólo un personaje, es una fachada... El Tyler de verdad es diferente, pero nunca va a dejar que lo sepas —bajo mis manos a la mesa y miro la taza de café vacía, deseo no haberla terminado.
—Bien, Mer —dice—. Lo siento si te hice sentir mal o algo, no quise ofenderte con eso de ser amiga de tu ex, ya...
—Olvídalo. Está bien, en serio —le sonrío débilmente—. Ahora, pasemos a otro tema... Estaba pensando en una de las cosas que tachaste... El parque de diversiones, no puedes subirte a una montaña rusa, pero tienen algunos juegos por premios y una noria, a los que podemos ir. ¿Qué dices?
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confession; wenclair
PoetryA Enid Sinclair le queda poco tiempo en este mundo, decide declararse a su crush mientras pueda. A Merlina Addams le asusta salir del armario y que la chica linda de la escuela se le declare no parece real. ¿Podrán confesarse a tiempo antes de que a...