—Merlina...
—Mmh —responde, y suelta un largo bostezo.
Ambas estamos tiradas sobre su cama que es amplia, cómoda, huele mucho a ella y me encanta. Se supone que estábamos viendo una película en la televisión, pero es muy aburrida.
Apago la tele, me quedo mirando el techo unos segundos hasta que me giro hacia ella, tiene sus ojos cerrados y abraza una almohada, me parece muy tierna.
Me acerco hasta que nuestras narices se rozan, abre sus ojos un poco al sentir la cercanía y mira primero mis labios, los lamo a propósito y no tarda en ruborizarse, sus pequeños ojos van a los míos haciéndome sonreír sin poder evitarlo.
Alzo un dedo y toco la punta de su nariz con mi índice.
—Boop —comienzo a reír, ella sonríe adormecida.
—Boop —repite lo que yo hice con mi nariz y sé que tomé la decisión correcta al salir con ella.
Me acerco besándola son lentitud, sus labios son torpes al principio por el sueño, pero rápidamente se acomodan y dominan mi boca. Su mano se apoya en mi cintura, al tener la remera algo levantada toca mi piel, doy un respingo al sentirla fría, cosa que es común de las manos de Merlina.
Ella aprovecha que mis labios se abrieron para introducir su lengua, no puedo evitar temblar cuando recorre y se apodera de todo, apenas puedo responder y tira de mí hacia ella, aunque no nos podemos acercar mucho más por la almohada entre nosotras.
Corta el beso con brusquedad. Siento vergüenza del pequeño gemido que escapó de mis labios en cuanto se alejó.
Merlina sonríe, me siento morir, hundo el rostro en la almohada.
—Ey, bebé... —me llama, su mano deja mi cintura y va a mi mejilla acariciando despacio—. ¿Qué ocurre, preciosa?
—E-Ese f-fue n-nuestro primer beso... Con len-gua —tartamudeo con el corazón a mil.
Escucho su risa y aparta la almohada quitándome del refugio, sólo puedo mirarla con ojos muy abiertos.
—Niddie~ —suena bonito, deja caricias en mis mejillas con ambas manos—. Es muy lindo cuando te averguenzas, ¿sabes?
—A-A mí no me gusta.
—Ah, pero te gustó el beso —asegura, con algo de gracia.
—N-No- ¡Mgh! —sus labios vuelven a colocarse sobre los míos, se mueven de forma sensual e intensa, su mano acaricia mi cuello dándome escalofríos y su lengua logra entrar en mi boca por segunda vez, encontrándose con la mía, intento responder pero mis movimientos son tímidos. Merlina domina el beso sin que yo pueda hacer nada.
Cuando se separa de mí, respiro de forma agitada y desesperada, ella sonríe, bajando por cuello, besando la piel de este.
—P-Para... —ruego, sintiendo sus húmedos labios—. Para... P-Por favor...
Se detiene y me mira con preocupación, se separa de mí, yo me aparto aún más, sentándome en el borde de la cama mientras recobro el aire a grandes bocanadas.
Tarda unos segundos en venir a mí lado apoyando una mano sobre mi hombro.
—Enid, ¿estás bien? —pregunta, yo asiento pero sé que no me cree—. Lo siento, no debí hacerlo sin tu consentimiento.
Niego.
—No, no... —digo—. Es... Lindo, estuvo bueno, Merlina.
—Pero hay algo más. ¿Qué pasa? Me estás asustando, por favor.
—Y-Yo... —llevo una mano a mi corazón, que late desbocado—. Estoy muy acelerada, Mer... N-No puedo, no debo. N-No quiero morir ahora, necesito calmarme un poco...
—Sí, bebé —asiente—. Ven, pequeña, descansa —tira de mí hacia la cama, se recuesta al lado y me acomoda sobre su pecho, escucho sus latidos que se van calmando con los minutos, los míos los siguen—. Te voy a cuidar bien, bebé —me afirma aún más en el el abrazo.
Al contrario de sus manos, sus abrazos y su pecho son cálidos, me hacen sentir cómoda, es mi lugar, como un hogar, es donde pertenezco. Ese pensamiento me hace sonreír.
Pertenezco a Merlina Addams.
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confession; wenclair
PoetryA Enid Sinclair le queda poco tiempo en este mundo, decide declararse a su crush mientras pueda. A Merlina Addams le asusta salir del armario y que la chica linda de la escuela se le declare no parece real. ¿Podrán confesarse a tiempo antes de que a...