Corazón

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Durante los siguientes días, todo fue de acuerdo al plan que tenían los chicos para los rubios. Ambos se dedicaban a estar día tras día a estar juntos y disfrutar de la compañía del otro, sin embargo, un día, todo cambio dando un vuelco en su burbuja de amor


Candy y Albert habían planeado un picnic, donde disfrutarían de sandwich's y golosinas por doquier, además de admirar la bella naturaleza que les entregaba espléndidos paisajes. Al llegar, Candy fue la primera en correr al lago, donde se quitó sus zapatitos y mojo sus pies con deleite, amaba sentir el agua en sus pies, la calmaba.

Albert, por otro lado, dejo que su amada pecosa disfrutará del agua y decidió colocar la manta y el canasto para disponerse, talvez más tarde, a comer. Su mirada se dirigió a la risa y a como Candy se divertía gustosa en el lago, mojando sus pies y tirando agua al cielo con sus manos, para luego, cerrar sus ojos y dejar que las gotitas cayeran en su rostro. De la nada, un malestar en el pecho lo alertó, sentía un dolor inmenso y que pronto se hizo evidente.

Candy solo jugaba, no sabía que su amado príncipe estaba sufriendo de dolor, pero al mirar a su dirección y ver esa mueca de malestar, dejo todo y corrió a verlo. Estaba pálido, no respiraba bien y sus ojos estaban brillosos por las lágrimas

Albert! -lo sujeto como pudo- Responde, ¿que te sucede?

Can....dy -su susurró parecía más una palabra arrastrada y pronunciada con dificultad. Coloco una mano en el pecho, direccionada en el corazon- me duele...

Albert! -la rubia se agitó al ver que le sucedía realmente, estaba sufriendo un ataque al corazón! ¿que pasaría ahora?- Albert, responde, no te quedes en silencio...

Candy... -musito repetitivamente, los ojos esmeralda se llenaron de lágrimas al creer que su amor moría en sus brazos. No tuvo otra opción, más que emprender una corrida rápida donde estaban los demás en la casa de pony.

Subió a los árboles, se balanceo cual monito por las ramas hasta llegar a los pies del padre árbol, donde divisó a George y a todos en el jardín disfrutando del cálido día de primavera

George!! -grito tan fuerte que hasta las aves huyeron rápidamente. El nombrado, con preocupación por tal grito, decidió levantarse junto a los demás y acercarse- Rápido!! Albert está mal!!

¿Que?! -todos gritaron y comenzaron a correr-

Annie, cariño quédate aquí -archie beso la frente de su futura esposa y la dejo junto a su amiga Patty, a la señorita pony y a los pequeños niños que se habían asomado a mirar- Volveré rápido

Con cuidado! -musito angustiada-

¿Que le abra sucedido al señor Albert? -patty miro preocupada a las mujeres, quienes estaban angustiadas ante los gritos de ayuda de Candy-

Esperemos por dios, que esté bien -la señorita pony aferró a sus manos el rosario y suspiro mirando a la dirección donde el trío se había ido en búsqueda del patriarca.


Tras un recorrido corto donde corrieron como si fuera una maratón, George llegó a donde estaba su jefe, recostado en la manta de picnic con una mano en el pecho mientras respiraba despacio y con dolor. Si rostro demostraba sentir un malestar horriblemente enorme; Archie se le acercó, y entre ambos, tomaron al adulto quien casi ya estaba inconciente

Candy! Dinos que hacer -musito archie mirando a la rubia quien, a pesar de todos sus conocimientos y ser ya una enfermera, estaba en blanco. Su amor peligraba y si ella no hacía algo bien, la vida de su amado peligraba- Candy

Y...yo -tartamudeo con miedo-

Señorita Candy! Debe reaccionar! -George la miro en súplica- por favor

.... H...hay que llevarlo al hogar de pony -comento adelantándose de manera veloz-

Bien, vamos -Ambos hombres avanzaron con el cuerpo inconciente del patriarca de los Andley. George se veía angustiado, puesto que el señor William, padre de Albert, había sufrido también de ataques al corazón y eso perturbaba su calma. ¿acaso el joven Albert habrá heredado los problemas de su padre? Deseaba que no...

Finalmente, al llegar, Annie y Patty gritaron horrorizada al ver que el rubio no se movía, pensando en que estaba muriendo, sollozaron. La señorita pony abrió la puerta para que entrarán, y Candy los recibió en el cuarto donde dormía el rubio para así atenderlo.

Al ser dejado en la cama, Candy pidió quedarse a solas para así revisarlo, así, haciendo que todos sin excepciones se quedarán en la pequeña salita donde impacientes esperaban que el rubio despertara. Sin embargo, los gritos de Candy alertaron a todos de que algo más estaba pasando

Señorita Candy, ¿que sucede? -George abrió la puerta, observando como la rubia pecosa intentaba reanimar a su protector. El francés miro en shock, le traía todo tan malos recuerdos...

Traigan a un médico rápido, esto es grave! -Annie y Patty se acercaron a ayudar en lo posible, la señorita pony fue junto a George en busca del doctor y Archie se quedó ayudando- Vamos Albert, no nos hagas esto...

Tío! Tienes que reaccionar! -archie imitaba el movimiento de Reanimación que Candy había hecho, al ser hombre, tenía más fuerza- Vamos, no puedes abandonarnos, menos a Candy!


Rato después, el doctor que visitaba a los niños del hogar de pony, llegó junto a la mujer mayor y al francés, acercándose a Albert. Sabía que Candy ya era enfermera, por lo cual solicito la ayuda de la rubia para revisar al pobre Albert; pero, lamentablemente ya era tarde

Doctor! ¿como está el señor William? -George se acercó rápidamente-

... Lo lamento, ya no tiene pulso -el hombre bajo la cabeza con pesar-





Continuará....

Un último Waltz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora