6 meses

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Las estaciones pasaron con rapidez, las fiestas y la navidad llego, pero la rubia se mantenía alejada de su querida américa. Albert, había pasado las navidades en soledad, mirando un cuadro de su amada

Candy, por otro lado, había cumplido con el pedido de Terry, que era cuidar de Susana durante el embarazo. Terry, sin aprovecharse de su amiga y por toda la ayuda dada, le pago un monto que hasta ella se había negado a recibir de la cantidad enorme que era...pero, dado que el matrimonio Grandchester insistió, no tuvo más que aceptar. Pronto, una noche, nació el heredero de los Grandchester, un varón de cabello castaño con ojos azules

Pasado un mes, Candy tomo la decisión de regresar a América con el matrimonio de actores, quienes ya habían terminado su gira por el momento. Tras esto, la rubia envío una carta a annie, informándole que de manera pronta, regresaría al hogar de pony para hacerse cargo de todo












Un viaje en barco algo turbulento, el resfriado de Susana y un bebé alterado que solo pedía ser cargado en brazos. Terry estaba preocupado y no sabía que hacer al respecto y solo daba vueltas sin prestar atención a su hijo, Candy cuidaba de la rubia quien tenía una fiebre alta y que cada ciertos minutos le causaba una convulsión.

¿hay mejoría? -Terry entro al cuarto donde ambas rubias estaban-

No, Terry...Susana está muy mal -la miro- Te dije que el doctor no había curado bien todo! Probablemente tiene una infección

Bah! Candy, es un doctor conocido -Terry se sobo la cabeza- ¿Crees que eres mejor?

No, no he dicho eso...solo digo que es lo más probable! -lo miro molesta- Ahora, Hazte cargo de tu hijo que solo llora!

Como digas... -susurro bajando la cabeza y cargando al bebé para calmarlo.

Candy... -susana susurró débil, sus ojos apenas se abrían y respiraba entrecortado. Estaba pálida y el barco no ayudaba mucho en la situación- Cuida de mi hijo por favor

Susana! No digas tonterías, tienes que vivir... Tienes un hermoso hijo de apenas un mes de nacido, tienes un esposo maravilloso -la miro triste- Luchaste por estar con Terry, no te puedes rendir así...

Lo siento mucho, Candy... -cerro los ojos con tristeza- No tengo fuerzas

Las tendrás Susana, por favor -Busco un jarabe entre su maleta, sin embargo, cuando se dio la vuelta nuevamente Susana estaba muerta. Candy dejó caer el frasco de vidrio reventándose contra el suelo, el líquido se mezcló con los trozos del frasco y el frío recorrió la espina dorsal de la pecosa- Susana.... -susurro casi con la voz entrecortada-

Candy! Estás... -el actor entro de golpe viendo a su esposa ahí, inmóvil en la cama del barco- ¿Susana? -se acerco, las lágrimas empezaron a caer-

Terry yo... -candy empezó a temblar, estaba angustiada, no había podido salvar a la mujer frente a ella...  No había cumplido con su deber como enfermera

No digas nada... -Musito- Llévate a Terrence...

Está bien... -Candy tomo al bebé y se marchó del cuarto y se fue al suyo quedandose ahí. En silencio, pensando porque todo iba mal para ella












Al llegar a América, Terry dio el aviso del fallecimiento de su esposa, Candy tomo sus cosas y se marchó, sin embargo y para sorpresa de ella, el pequeño Terrence se fue con ella. Terry le había dicho que, tras esto, no podía hacerse cargo solo del bebé, que su vida como actor podía pender de un hilo y eso no podía permitirlo, así que en cuanto el infante llegará a america, sería enviado con su abuela materna, Eleanor Baker.

Candy no estaba contenta con esto, sabía de antemano que el niño necesitaba de sus padres, Terry estaba actuando igual que su padre y eso le pasaría la cuenta en un futuro. No tuvo nada más que hacer que resignarse y esperar a llegar a Chicago donde se encontraria con la madre de Terry.

Señora Baker -la joven dio un saludo cordial a la hermosa mujer que se le acercó amable- Terry me dijo que debía de entregarlo a usted...

Lo sé, algo escuché por ahí -bajo la cabeza- lamento lo de Susana...

No pude hacer nada, es lo que más me duele... -suspiro-

Candy, escucha...hiciste lo que pudiste -le dio un abrazo a la joven y luego se separo- Espero verte pronto, Candice...

Gracias señora Baker... -se marchó y tras despedirse del pequeño a una distancia larga, emprendió camino para tomar un carruaje al hogar de pony. Sin embargo, en el trayecto de espera, se topó con Tom ya transformado en un adulto guapo, quien al reconocerla, quedó boquiabierto- Tom!

Candy... ¿eres tú? -la miro impresionado y con un leve sonrojo. La joven pecosa ahora tenía el cabello suelto hasta la cintura, una cinta en la nuca de su cabello, una figura perfecta y esa elegancia que pudo aprender en el colegio real San Pablo le ayudaba a ser más elegante y sofisticada. Y como si fuese parte del destino, Tom comenzó a tener sentimientos por Candy- Te vez...hermosa -sonrio sacándose el sombrero de vaquero- ¿vas de regreso al hogar?

Si -candy sonrió amable-

¿quieres que te lleve? -tom le sonrió caballero mientras Candy, gustosa, acepto y subio abrazando a Tom por la espalda para sujetarse-












Querida no debes hacer fuerzas... -Archie ayudaba a su ahora esposa, Annie com los que haceres del hogar, Patty también ayudaba, pero la muchacha últimamente trabajaba vendiendo postres para poder mantener el hogar a flote-

Tranquilo, no estoy haciendo muchas fuerzas -sonrio amable y se sentó en la sillita mecedora que perteneció a la señorita pony- ¿crees que Candy vuelva?

Si, de hecho debería estar por llegar hoy... -Archie sonrio-

Tom! Jefa! -los gritos de los niños llamaron la atención de los 3 jóvenes ya adultos, quienes se asomaron apta ver al vaquero y a una distinta, pero hermosa rubia arriba del caballo. Annie estaba sorprendida, su amiga y hermana de orfanato era bellísima, ya no aparentaba ser una niña, más bien parecía toda una jovencita, aunque aún así era evidente que era la Candy que todos querían.

Muchachos! -tom bajo a candy con cuidado y de manera tierna, la tomo en sus brazos y la dejo para que abrazara a los niños quienes lloraban desconsolados su regreso. Annie y Patty tambien salieron a abrazarla mientras que archie esperaba su turno.

Estás hermosa, gatita -Archie le dió una vuelta-

Muchas gracias chicos... -los abrazo y luego de los saludos, pidió entrar para descansar, mañana tendría que hablar con ellos sobre lo que haría. Además, cuidaría de Annie en el embarazo, ya que de por si era riesgoso












En Lakewood, Albert también había tenido sus cambios. Ahora ya no tenía esa cara aún de jovencito, era un hombre guapo y cotizado por todas las mujeres solteras de la sociedad.

Señor, llegó una carta de Archie -George entrego el sobre a su jefe, quien agradeció y se dispuso a leer la carta en lo que caminaba al gran ventanal y miraba el rosedal en otoño. Tras una lectura extensa, se dió la media vuelta y sonrió de oreja a oreja

Candy ha regresa al hogar de pony... -musito con asombro e ilusión-












Continuara...

Un último Waltz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora