28. | Una causa perdida

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Luego de que Armin me arrastrara fuera de la facultad y lejos de Eren y Mikasa, lo único que pude hacer fue balbucear unas torpes disculpas y evitar mirarlo a los ojos. Él estaba igual de incómodo. Una parte de mí había tenido al esperanza de que, después de que él se alejara de sus amigos, tal vez podríamos retomar lo "nuestro". Pero ya debería saber que lo de nosotros es mucho más complicado que eso.

Luego de ese día no he visto que Armin vuelva a estar junto a Eren o Mikasa. Lo veo a veces por los pasillos junto a Niccolo y Marco, y otras veces con Reiner y Berthold caminando hacia el campo de futbol. En sí, creo que esta vez sí que se ha roto su grupo. 

Desde que se fue Jean parecían haber perdido algo, pero con esta última discusión ya ni siquiera se sientan juntos durante los almuerzos. Incluso a pesar de los múltiples esfuerzos de Connie y Sasha de volver a juntar a su grupo de amigos.  

No sé como me siento respecto a eso. Si bien, me genera una especie de perversa satisfacción haber arruinado el principal círculo social de Mikasa, no es como si me sintiera victoriosa de alguna manera. 

No cuando ella prácticamente se ha encargado de echarme a patadas del equipo de porristas. 

Y creo que es mi orgullo herido lo que hace que me aferre a mi puesto de animadora con uñas y dientes. 

Cada momento se repite como una película en mi cabeza: cada humillación, cada broma pesada, cada palabra de odio. Mi resentimiento no hace más que aumentar. No voy a dejar que Mikasa me quite otra cosa, no le voy a dar la satisfacción de vencerme de nuevo. 

Así que lo intento.
Me esfuerzo.

Puedo decir que por primera vez en mi vida, me esfuerzo al máximo en algo. Llego primera a los entrenamientos y soy la última en irme. Le pido a Hanna y Hitch que me enseñen a conservar el equilibrio, saltar, dar volteretas... Mis conocimientos de ballet me han servido para adaptarme de manera decente al equipo, sin embargo llevo años de desventaja en comparación al resto de porristas. 

Así que practico.
Practico y practico hasta que lo único que hago es llegar exhausta a casa y dormir. Sin sueños, sin distracciones, sin pensamientos autodestructivos. 

Incluso mi trabajo me resulta más llevadero, incluso las tareas son más sencillas. Mi mente está centrada en algo. No en mis dramas innecesarios o en chicos que no quieren volver a verme. Es como si después de meses, por fin mi agitada mente pudiera tomarse un descanso. Enfoco toda mi energía en esto, en el equipo y en mi entrenamiento. 

Y no pienso en nada más.

Las semanas pasan con una rapidez que me abruma. Para el próximo campeonato Historia es la que se encarga de armar la rutina, y esta vez si logro aprendérmela al completo. A la perfección.

Mis días se basan en eso, incluso las veces que no tengo entrenamiento, voy a un gimnasio cercano para mantenerme en forma. Colt me dice que exagero. Él y Annie intentan convencerme varias veces de no esforzarme tanto, pero los ignoro.

Febrero llega, y también el siguiente campeonato. Historia le da los últimos retoques a la rutina, Colt y Porco se pasan el día entero entrenando, todas las porristas empiezan a verse más y más nerviosas.

Incluida yo.

Luego de este campeonato, si Paradis pasa a las finales en Los Ángeles (algo de lo que estoy completamente segura), Mikasa volverá al equipo. 

Y yo probablemente vuelva a recoger basura. 

No puedo permitir eso. Estos días han sido llevaderos: me he mantenido ocupada con el entrenamiento, todas las chicas del  equipo en general me tratan mejor ahora que saben que soy amiga de Porco; y en cuánto a él... hemos dejado de vernos por un tiempo, dado que cada uno está concentrado en su propio entrenamiento. Seguimos hablando casi a diario cuando nos cruzamos por los vestidores, pero nada de sexo. He descubierto que es mucho más sano, para mi salud mental y emocional, distraerme entrenando que teniendo sexo con él. Lo cual me quita un enorme peso de encima, ya que a pesar de que prácticamente no le hacíamos daño a nadie, verme a escondidas con Porco me hacía sentir culpable. 

stolen kisses | armin arlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora