29. | Finalmente una victoria

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Tú eres el rey, cariño
Y yo soy tu reina.

Camino intentando alejarme lo más posible. Mi mente en un embrollo, me sudan las manos, mis pisadas nunca habían sido tan fuertes.

30 minutos más...

No dejo de repetirme eso.

Tal vez es lo mejor. Quizás me equivoqué y de verdad no pertenezco al equipo. Tal vez, solo era cuestión de tiempo para que sucediera algo como esto. 

Busco un espacio cerca a los camerinos. No tengo ganas de volver con el resto de animadoras o incluso con Historia. Probablemente Pieck haga eso, y no quiero encontrármela de nuevo.

Tomo asiento en una de las bancas, intento calmar mi respiración. Afuera puedo escuchar la voz del presentador, probando los micrófonos y el rugido de la multitud ante el pronto inicio del campeonato. 

Siento que me darán náuseas. 

No puedo creerlo. Claro que no. Porco ha sido tan amable conmigo estas últimas semanas, incluso me había dicho que me quería, y aunque sé que no pude corresponderle... empiezo a preguntarme si eso también fue real.

¿O es que todo este tiempo solo quiso jugar conmigo?

La pobre y estúpida Olivia que no dudaría en regresar con su ex, cuya familia la golpeó y humilló.

No lo entiendo. No puedo.

Había creído que los cambios de humor de Jean eran complicados, pero lo de Porco simplemente no tiene sentido. Ni siquiera había demostrado interés en Pieck hasta ahora...

— ¿Estás bien?

Pego un salto. Literalmente un salto.
Y por un segundo, toda la furia se me olvida.

Armin está parado a solo unos metros de distancia. Lleva puestos unos jeans negros, y a comparación de hace un rato, tiene puesta una camiseta verde oliva, con el logo de Paradis bordado en blanco en la parte delantera. 

Nota mi mirada sobre su ropa, aparta la vista un tanto avergonzado. 

— Reiner insistió.  — toma un dobladillo de la camiseta, luego lo deja caer — Algo sobre demostrar nuestro apoyo incondicional al equipo. 

No puedo evitar dar una leve sonrisa, la sensación de acidez en mi pecho remite ligeramente. Esas camisetas son para los fanáticos del equipo, casi ningún estudiante las usa porque son especialmente horribles. 

Solo que en Armin, de pronto la camiseta parece pieza de diseñador. No puedo evitar pensar que el color combina increíble con su cabello. 

— ¿Reiner te pidió que vinieras? — pregunto recordando que también vi a Niccolo y Marco. Normalmente no dejan entrar a ningún estudiante a los camerinos, a menos que sean parte del equipo.

— Sí. Reiner y Berthold, nos pidieron acompañarlos un rato. Niccolo y Marco aún siguen con ellos. — da una sonrisa desganada, pero casi en seguida se pone serio — Te vi salir y... 

Se queda callado. Me quedo esperando a que termine, pero él no lo hace. Me mira con cautela, casi como si temiera mi reacción. 

Tardo un poco en darme cuenta qué es lo que está sucediendo; estoy hablando con él, de verdad, después de semanas, después de estar evitándonos tanto. Estamos aquí hablándonos, como si no hubiera sucedido nada.

— ¿Te incomoda que esté aquí? — suena nervioso, yo misma lo estoy.

— No, claro que no. — me apresuro a negar, miro hacia todos lados menos a él — Solo te pregunté por... es que... s-solo era... curiosidad...

stolen kisses | armin arlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora