Capítulo XIX

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XIX. Adivina, adivinador quien fue el que me dio la información.

Estábamos los dos solos completamente solos por primera vez normalmente siempre estábamos rodeados de alguien o alguien estaba por llegar nunca habíamos estado solos no sabía que hacer o si debía hacer algo todo esto era muy extraño.

Al verlo ahí sentado en el sofá me di cuenta de que a el le pasaba lo mismo no sabia como comportarse conmigo estando a solas.

No es que pudiera culparlo desde que nos conocimos nunca habíamos estado a solas los dos juntos siempre estaba alguien más.

Podíamos preguntarle como supo de nuestras cosas favoritas.

No me parecía mala idea, prefería eso al silencio.

Era algo que odiaba nunca me ha gustado el silencio incluso cuando leo pongo música no recordaba a que se debía, pero siempre he sabido que odiaba el silencio.

—Vas a decirme ya como supiste lo de los girasoles y el libro.

El debió entender que deseaba sacar tema de conversación porque sonrió en cuanto me termine de hablar

—Y yo que pensaba que ibas a dejar de preguntar. —admitió.

—No lo hare hasta que me digas de donde lo supiste.

—Si te lo digo no me creías. —aseguro sonriendo.

No es como si Dylan le hubiera dicho porque era consiente de que Demian no era de su agrado.

Aunque...no debía estarme afectando el no leer sinceramente creo que mi cerebro funciona mejor si leo, aunque sea un poco.

Si debía ser eso porque Dylan ayudando a Demian nunca pasaría.

—Veo que te deje pensando, Liebe. —dijo solo que al decir la última palabra sonrío más.

Otra vez esa palabra estaba dispuesta a buscara en Google si él no me decía su significado

Cada que la utilizaba al referirse a mi tenía una sensación extraña pero agradable en mi estómago.

Son las famosas mariposas genia.

—Lucy no pudo ser porque la conozco y no había aguantado las ganas de decirme. —Asintió cuando lo dije.

Continúe hablando pero el me interrumpió antes de que pudiera hacerlo.

—Eso es cierto, se hubiera emocionado mucho y te lo habría dicho por eso fui a preguntarle a Dylan sabía que no pensarías que el me lo dijo. —al aparecer creyó que solo lo había pensado no tardo mucho en darse cuenta de que lo había dicho. Maldijo por lo bajo.

—Si no me lo hubieras dicho tu no lo hubiera creído. —me burle.

—El va a burlarse de mí. —hablo aceptando eso.

—Si, ya puedo imaginarlo. —sonreí.

Quería hablar de tantos temas con el, pero temía que lo aburriera o se molestara por hablar tanto que lo siguiente que hice fue guardé silencio. Aunque lo odiaba.

El me miraba confuso como si no comprendiera porque deje de hablar tan de repente.

—Liebe, ¿Por qué dejaste de hablar tan de repente? —pregunto, en su voz pude comprender que estaba preocupado.

—No quería que te aburrieras, suelo hablar mucho todo el tiempo.—confesé con honestidad 

Al escucharme decir eso se levanto del sofá se acercó a mí y si arrodillo para así mirarme directo a los ojos.

—Podría escucharte hablar durante horas, incluso años y te aseguro que nunca me aburrirá de hacerlo. —afirmo completamente seguro de lo que me estaba diciendo.

Estaba tan acostumbrada a que gente que conocía se molestara por hablar que me era difícil saber cómo debía sentirme al que el me dijera eso.

Con Demian todo siempre era diferente con él podía ser yo misma o al menos así lo siento ahora.

Pero cuando durante mucho tiempo te repiten que no hables y que te hacen sentir que molestas solo por hablar sobre algo terminas creyéndotelo que empiezas a hacerles caso incluso en ocasiones que no necesitabas que te lo repitieran porque ti mente ya lo hacia por esas personas.

—¿Por qué? —necesitaba una razón porque si no pensaría que era solo una mentira

El entendió a lo que me refería.

—Porque me fascina tu voz, me fascina escucharte hablar así sea de lo que te gusta o de lo que sea porque el sonido de tu voz es hermoso, me fascina incluso creo que si me lo permitieras lo pondría de tono de llamada.

Mi corazón se aceleró al escucha lo que había dicho quería hablar, pero las palabras no me salían las tenía atoradas.

—No te das cuenta verdad.

—¿De qué? —fue lo único que logre preguntar.

—Del efecto que causas en mí. —admitió sin despegar su mirada de mí.

—Al parecer tu tampoco te das cuenta del efecto que causasen mí. —respondí de la misma manera que él.

Se sonrojo pude verlo antes de que se pusiera de pie y regresara a su lugar de antes y aun traía el peinado lo que hizo su reacción más tierna. El hecho de que tuviera esa reacción me hizo saber que no esperaba a que fuera yo la que le dijera cosas así me hizo sonreír.

Se aclaro la garganta antes de hablar.

—Sabes, Ada y yo tenemos un tipo de juego cuando queremos conocer a alguien ella lo nombre respuestas y preguntas. —sonrió divertido antes de añadir. —Ya te que yo quise cambiar el nombre, pero ella gano.

—¿Entonces...? —hable confusa.

—Podemos jugarlo por así decirlo para conocernos mejor.

—Suena divertido. —admití, sabiendo que podía relajarme un poco yo suelo hablar siempre mucho y este podía ser la excusa perfecta para preguntarle cosas de su vida ya que sabia muy poco.

—¿Qué dices? —pregunto esperando mi confirmación.

—Que empiece el juego. —sonreí al terminar de decirlo.













Nota de autora: Pronto se viene otro capítulo. Así que hasta luego nos vemos pronto.

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Les deseo muy buenas noches o días depende de cuando estén leyendo esto.

Los quiero mucho Atte. Angie

La Última Vez Que Nos Veremos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora