¿Quién no conoce a Possessed?
La banda de punk más aclamada de Cleveland. Sus tres integrantes no se han hecho famosos sólo por sus rebeldes letras, sino por los escándalos que desencadenan allá donde van. Son incluso peores que los jodidos Mötley C...
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Not Strong Enough - Apocalyptica
Cassandra.
Para ser lunes, la cafetería estaba a reventar. Las personas intentaban refugiarse de la lluvia de Noviembre en aquel pequeño local en el que llevaba trabajando apenas un año.
A pesar de que mis padres me ayudaban bastante económicamente para poder pagar la Universidad, me pesaba que también tuvieran que pagarme el alquiler del piso. Además, tenía que ahorrar de alguna manera y un trabajo a medio tiempo no me venía mal.
La campana de la entrada sonó nuevamente. Y me giré hacia la persona con una sonrisa a pesar de estar maldiciendo porque no me daba tiempo a respirar.
Aunque menos pude respirar cuando me encontré a Nick allí parado. Llevaba unas gafas y una gorra, pero aun así no pasaba desapercibido.
Hacía diez días que no le veía, desde el altercado del concierto.
Y lo que más me intrigaba era saber cómo había encontrado dónde trabajaba.
— Hola gemela — me saludó cuando llegó su turno — ¿A qué hora terminas?
— ¿Has venido para secuestrarme? Porque podrías hacerlo ahora mismo para librarme de todo lo que me queda — le señalé la cantidad de clientes que se encontraban detrás de él.
— No me tientes, que sabes que soy capaz.
— Termino en media hora — crucé los dedos de los pies para que me propusiera hacer algo después.
— Esperaré entonces y nos escapamos por ahí.
— ¿Te pongo algo para tomar mientras?
— Un café con leche, pero con mucho hielo por favor — le miré alzando las cejas. ¿En serio estaba pidiendo hielo cuando afuera estábamos a grados bajo cero? — ¿Por qué esa cara de susto?
— Da igual, te lo llevo a la mesa. Invita la casa.
Nick me guiñó un ojo y se dio la vuelta para encontrar algún hueco libre. Ni siquiera le dio tiempo a dar dos pasos cuando una chica de más o menos mi edad, se le acercó.
— ¡No me lo puedo creer! — pronunció casi gritando — ¿Me puedo tomar una foto contigo, Nick?
Toda la fila de clientes puso su atención en el pobre pelirrojo al que no le había salido bien la jugada. ¿Siempre tenía que ser así? Porque yo por mi parte, no aguantaría que me estuvieran pidiendo fotos o autógrafos cada segundo.
