🎸 CUARENTA Y DOS

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War - Sum 41

Cassandra.

Subimos hasta la planta en la que nos habían indicado que se encontraba Jax descansando. El hecho de que ninguno de los chicos ni Dave se separaran de mi lado ni un momento, me hizo estar más calmada.

Caminamos por el largo pasillo que estaba lleno de habitaciones en busca de la 712, pero nos llevamos una desagradable sorpresa al encontrarnos en la puerta a la última persona que todos queríamos ver.

— Lárgate de aquí ahora mismo, no eres bienvenida — Adam soltó la mano de Sophia para enfrentarse a Bridget.

— Merezco estar tanto como vosotros. ¿O acaso no os advertí de que Jax necesitaba ayuda? — me repugnaba escuchar su voz, así como también odiaba su sonrisa cínica.

— Sabemos de sobra que no has venido a verle a él — la manera con la que Adam se mantenía firme ante ella, me dejó impresionada —. Y te advierto, le tocas un solo pelo a Sophia y no me importará que seas una mujer.

— Vamos a calmarnos — intervino Nick porque se dio cuenta de que su amigo se estaba alterando —. Bridget, desaparecerás ahora mismo si no quieres que llamemos a seguridad.

— No sois más que una panda de mocosos que terminará lamentando las consecuencias de esto — pronunció antes de echarse a andar con sus tacones de dos metros.

El ambiente se tornó tenso. Ninguno necesitábamos que la noche fuera a peor, pero no podíamos venirnos abajo. Teníamos que mantenernos bien para que Jax no empeorase.

— Entraré a verle, si no os importa — anuncié antes de dar unos toquecitos en la puerta, en la que nadie respondió.

Nada más entrar pude verle conectado a una vía. Se encontraba completamente dormido, por lo que me acerqué sigilosamente hasta él para dejar un beso en su frente. Empezó a removerse en la cama y vi que intentaba abrir los ojos, pero parecían pesarle.

— ¿Cass? — preguntó un poco aturdido — ¿Eres tú?

— Sí, cariño, soy yo — pasé mis dedos por su mano para que pudiera sentir mi tacto — ¿Cómo te encuentras?

— Como si estuviera muerto.

Su respuesta me congeló el cuerpo. Mi mano se quedó en el aire y tuve que apartarla, dando por finalizado así el contacto de nuestros dedos. No quería montar un numerito ahora que acaba de despertar, pero mi interior necesitaba sacar toda la tensión que había vivido durante horas por su culpa.

De repente abrió los ojos, extrañado por haberme separado de él.

— ¿Por qué te has apartado? — lancé un suspiro al aire y regresé para acariciarle el cabello —. Lo siento.

JAX ROCKWELL ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora