Capítulo 3

1.5K 114 12
                                    

Louis guardaba silencio. No sabía por qué razón comenzaba a resignarse, pero lo hacía. A medida que sus dedos se entumecían por estar en contacto con la fría superficie del metal, con el rumor del motor siendo lo único en su cabeza... Se resignaba.

Es decir, ¿qué otra opción tenía?

Había escuchado de tantas personas que desaparecían y simplemente jamás se encontraba ni se volvía a saber una sola cosa de ellas. Él estaba por convertirse en una de esas personas, y no podía hacer nada para evitarlo. Se lo estaba dejando muy claro.

Abrazó sus piernas contra su pecho recostando su mejilla encima de sus rodillas y soltó un suspiro. Resignación, no había nada más.

—¿Y cómo fue que terminaste aquí? —preguntó esa particular voz que ahora sabía pertenecía a Michael. A pesar de ser omega, el joven lucía como el típico chico duro que era difícil de romper, no había sido grosero con Louis en el rato que llevaban de conocerse, pero su ceño estaba siempre fruncido y lanzaba malas miradas a todos los presentes. No se miraba de una actitud suave.

Louis le miró a los ojos, alzando ligeramente los hombros—. ¿Hay alguna manera de terminar aquí?

—Se supone que ellos te encuentran... —agregó el castaño de ojos miel al lado de Louis. A comparación de todos allí, ese castaño parecía ser el más joven. Y hablaba bajito, suave. Dócil. Un omega perfecto para cualquier alfa.

El ojiazul frunció el ceño ante aquel comentario, Michael asintió ante su mirada confundida—. Sabían de mí porque yo vendía droga para un alfa de negocios grandes. —mencionó.

—Y mi papá tenía una deuda que no podía pagar. —volvió a susurrar el ojimiel.

Louis parpadeó, quedándose más confundido que en ningún otro momento—. Yo solo estaba caminando hacia la escuela. —murmuró.

Michael le miró con una expresión confusa también, divagó un poco y negó—. Sé poco de todo esto. El bastardo de Otto mencionó algo un día. Se trata de una antigua tradición de los antepasados y bla, bla, bla. Creyentes que buscan honrar. Se piensan que están en la jodida prehistoria, tan salvajes y extraños. La verdad es que parece solamente un pretexto. Toman los omegas que más les apetecen, los usan para beneficios propios y listo, se acabó. No importa, porque somos los inferiores de la jerarquía. Nadie hará problemas por unos cuantos omegas desaparecidos.

—Tú dijiste que ellos te encuentran —Louis miró al joven ojimiel, ignorando la incomodidad en su estómago después de escuchar lo que el rubio dijo, el jovencito asintió. Después Louis volvió a mirar a Michael—. Y tú estás diciendo que toman a los omegas y los usan, y todo eso, ¿Quienes son... "ellos"?

Michael hizo una mueca cruzando sus brazos—. El clan de los alfa purasangre.

Louis casi se atragantó. Si antes creía que iba a sobrevivir para contar aquella triste experiencia, ahora solo quería morir de una forma rápida. Sin dolor. Era lo mejor que podía desear.

—¿Qué es lo que van a hacernos? —preguntó casi para sí, no queriendo escuchar realmente la respuesta—. ¿Vendernos, prostituirnos, violarnos? ¿Nos asesinarán?

—Nos ofrecerán a la Luna —murmuró el ojimiel, susurrando como si fuese el mayor de los secretos.

Louis le miró extrañado, Michael bufó—. Ojalá fueran a asesinarnos. Creeme que si estás asustado por estar aquí, no querrás imaginar lo demás.

Los labios de Louis temblaron—. ¿Q-Qué significa eso?

—Que si la luna decide tener piedad de nosotros, la muerte sería el completo paraíso.

Luna de Sangre | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora