Capítulo 5: Cáncer

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Entró en la habitación con miedo, agarrándose fuertemente del bolso. Se sentó y tragó saliva imaginando que todo eso era un sueño, que mañana se despertaría sana. Por desgracia, eso no era un sueño, sino una pesadilla llamada cáncer. Los médicos solo le dieron más que malas noticias, no había esperanzas. Quería echar a llorar pero por algún motivo las lágrimas no salían, solo tenía la mirada perdida.

-Sandra, ¿cómo se encuentra hoy? -le dijo el médico como todos los martes.

-Últimamente tengo poco apetito y duermo mucho, pero no me encuentro mal tampoco -respondió Sandra con sinceridad.

El médico se quedó callado unos segundos, cosa que hizo que Sandra se comiera la cabeza. 'Voy a morir', se repetía.

-Bueno todo parece estar correcto, pero quiero que me visites más diariamente a partir de ahora. Nos vemos el jueves, ¿de acuerdo? -Sandra asintió con la cabeza. Cada vez tenía más claro que iba a morir pronto-. Por cierto, ¿se lo has dicho ya a tu hija? Irina se llamaba, ¿verdad?

-No, aun no -dijo triste, le había sacado el tema que más le dolía.

Unas horas mas tarde...

Irina aun seguía pensando en el 'te quiero' que supuestamente oyó a noche. 'Estaba demasiado borracha, me lo habré imaginado', pensaba. 'Es imposible que alguien se enamoré de mi', se justificaba. Todo eso mientras fumaba en su habitación con Rouse. De pronto oyó abrirse la puerta de casa, era su madre.

-Corre, apaga el puto cigarro y abre la ventana -le dijo Rouse a Irina cuando vio su cara de idiota de no saber qué hacer.

Pero no entró nadie. 'Qué raro', pensó Irina. Siempre entra a tocar los cojones. De pronto, recordó que últimamente estaba rara. Ni se quejaba, ni hablaba de su padre, ni le decía siquiera que hiciera la colada ni lavara los platos, cómo siempre hacía. Se planteó ir a hablar con ella, pero cómo nunca le había hecho, no sabía cómo hacerlo. Habló con Rouse de la situación, pero ella no podía ayudarla mucho tampoco, ya que ella ni siquiera veía a sus padres. Esta vez se fumaron un porro, para olvidar un poco lo que era la vida.

Cuando Rouse se fue a casa, Irina encendió el ordenador para ver el nuevo capítulo que habían subido de su serie favorita. A punto de poner el play, su madre picó la puerta. 'Nunca antes lo había hecho, definitivamente le pasa algo', se dijo.

-Puedes pasar.

-Gracias

-¿Pasa algo?

De momento, la conversación más larga en años.

-Nada, solo quería ver que estabas haciendo.

Irina no se esperaba esas palabras, y empezó a asustarse.

-¿Por qué? - respondió Irina un poco incómoda.

-Por nada. Espero que tengas un buen día cariño.

Irina miró el reloj, eran las nueve de la noche.

Al día siguiente, aun tenía en la cabeza lo que pasó ayer con su madre y lo rara que estaba últimamente. ¿Tenía que preocuparse?, se preguntaba. En ese momento, ya no le importaba nada, ni tan solo si se encontraba con Marco. Cosa que pasó.

-Irina, por dios, deja de evitarme -dijo Marco aliviado.

-Ya -respondió Irina como si nada.

-Vaya, me esperaba algo más -dijo otra vez comportándose como un capullo

- ¿Qué quieres Marco?

En ese momento estaba tan preocupada por el comportamiento extraño de su madre, que ya no tenía ni las fuerzas para discutir con él.

-Tenemos que hablar

-No quiero -respondió Irina fríamente.

Se fue entonces hasta el baño de las chicas para que la dejará en paz, mientras que él le suplicaba desde fuera que hablaran. Estaba montando una escenita y la gente empezó a hablar. 'Suerte que Rouse no ha venido hoy', pensió Irina. No quería que se enterase de esa forma lo que había sucedido con Marcos

Después de media hora encerrada en el baño, aun seguía pensando en lo que pasaba con su madre. Estaba harta ya de tanto comerse la cabeza por ella, tenía que hacer algo. Esperó a que Marco se cansara se chillar para salir, y se dirigió hacia su casa. Tenía una idea. Si su madre no quería contárselo, lo averiguaría ella misma. Como se que a casa antes de que terminasen las clases, seguramente su madre aún seguiría trabajando y, por tanto, podría buscar en su cuarto algo que le dijera que le pasaba. Tenía en mente una carta de disculpas de su padre diciendo que volvía a casa o una del banco contando que les embargaban la casa. Nada comparado con lo que de verdad era.

Al llegar a casa, se dio cuenta por el paraguas de la entrada que su madre si que estaba en casa. '¿Qué hace aquí tan temprano?', se preguntaba. Abrió la puerta sigilosamente mientras cruzaba los dedos, deseando que su madre no estuviera en el salón y así no pudiera pillarla.

-Dile al Doctor García que mañana no podré asistir a la cita, tengo una reunión muy importante y si no voy se darán cuenta que estoy enferma.

Irina abrió de golpe la puerta.

-¿Estás enferma? - le preguntó con la cara pálida.

IRINA (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora