Capítulo 15: Fin

6 0 0
                                    

-¿Diga? -respondió Marco.

-Marco, por favor, escúchame, soy Laura.

-¿Laura? ¿Por qué me estás llamando después de todo lo que hiciste? -preguntó enfadado.

-¡No fui yo! Me tendieron una trampa...

-¿Cómo? ¿De qué estás hablando? ¿Quién te ha engañado?

-¡Rouse! Bueno, no es Rouse, sino Regina, Regina Fuentes. Fue contigo al instituto, ¿te acuerdas?

-¿Rouse es Regina? -preguntó asombrado.

-Sí, la chica que salvaste antes de que la violaran. Se obsesionó contigo y, cuando supo del embarazo de Irina, no pudo perdonárselo -dijo Laura, dando una pequeña pausa para que procesara aquella información-. Yo la descubrí e intentó matarme, haciendo ver que quise suicidarme y así hacer creer a los demás que fui yo quién intentó hacer semejante cosa.

-No me lo puedo creer...

-Me da igual lo que creas, si te he llamado es para saber si Irina está bien. Rouse ha planeado algo grande y yo no puedo hacer nada más que avisarte. Por favor... Protege a Iri...

-¿Laura? -preguntó Marco, mientras oía ruidos al otro lado difíciles de comprender.

En realidad, lo que había pasado es que Laura fue descubierta. Sabía que tarde o temprano que alguien abriría la puerta y la descubriría y, por suerte, pudo hablar con Marco antes de volver a ser detenida. Le agarraron tanto de los pies como de las manos, siendo una postura de lo más humillante y dolorosa.

-¡Dejadme, cabrones! Tengo que hablar con Irina antes de que sea tarde -chillaba. La llevaron entonces a su habitación y la ataron en la cama para que no se moviera-. ¡Dejadme! ¡No!

Marco deseaba con todas sus fuerzas que Laura se equivocara, pero no podía dejar de pensar en lo que le acababa de decir. Por si acaso, llamó al móbil de Irina y también al de su padre. "Deberían estar al llegar, es tarde" pensó. Pero no contestaban ninguno de los dos. Llamó entonces al hospital para asegurarse de si habían salido de allí o seguían dentro.

-Irina se fue hace casi una hora con su padre -le dijo la enfermera.

"¿Que estarán haciendo?" se preguntaba Marco. Solo se tardaban veinte minutos desde el hospital hasta su casa. Empezó entonces a inquietarse. "¿Y si Irina está en peligro de verdad?" pensaba. Llamó a todos los familiares y nadie sabia nada. Incluso se desplazó hasta el cementerio por si habían pensado en ir a ver a su hermano. Pero tampoco. Recorrió la ciudad casi entera, buscando los sitios que Irina más frecuentaba. Pero seguía sin conseguir nada. Pasaron hasta cuatro horas desde que empezó a buscarlas y aún seguía sin noticias. Se fue entonces a la comisaría.

-Lo siento, el protocolo dice que no se puede ordenar la búsqueda hasta que no pasen 48 horas -le contestó fríamente.

-¡Es menor de edad! -gritó-. Tiene 17 años.

-Solo en casos de que la víctima tenga menos de 16 años, se puede empezar la búsqueda a las 24 horas de la desaparición -le respondió sin ninguna emoción.

-¡Pero será demasiado tarde! -gritó dando un golpe en la mesa-. Nuestra hija recién nacida también está desaparecida. Por favor, haced algo.

-Entiendo -respondió-. Si no sabe nada a las 24 horas, puede entonces poner la denuncia de desaparición.

-¿Pero me has escuchado? ¡Estoy hablando de una recién nacida! -dijo Marco más enfadado que nunca.

Su irritabilidad fue tal que al final tuvieron que echarle de comisaria, tras gritar y romper una papelera.

IRINA (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora