Capítulo 3: Primera vez

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Mientras cogía las llaves de la mesa de roble de la entrada, se miró durante un par de minutos en el espejo que había encima del mueble, para observar lo guapo que estaba. Salió de casa tranquilamente, paseando hasta el instituto. Podría ir en bus, ya que le pillaba un poco lejos, pero le gustaba pasear por la calle y observar a la gente, imaginando en su cabeza como eran sus vidas.

En la primera puerta, salía una mujer mayor que se levantaba para ir a buscar el pan para hacerle a su marido y hacerme así, como todas las mañanas, el mismo bocadillo. Llevaban casados más de cuarenta años y aun que a veces no se aguantaban, se querían como la primera vez que se conocieron. El vecino era un hombre divorciado y sin hijos que vivía su vida de cuarentón, aunque aún muy atractivo, acostándose con una mujer, o varias en alguna ocasión, y aunque a veces se sentía un poco solo, lo olvidaba con un poco vino tinto. Després estaba la familia con tres hijos, la típica que parece perfecta pero siempre acaban dando gritos por las noches y lo oye todo el vecindario. El marido, un hombre de negocios que viaja demasiado; la mujer, una ama de casa aburrida que solo hace que pensar en su marido poniéndole los cuernos; y los hijos, unos bromistas que siempre hacen alguna tontería en la escuela, como enganchar chicles a los pelos de las niñas, tirar petardos dentro el recinto escolar, hacerle bromas a los profesores, y un montón de cosas que se podrían definir como intentar llamar la atención, las de sus padres claro, ya que discutían tanto últimamente que no les hacían ni caso. Y, por último, el viejo verde que, por casualidad, su casa es la que estaba más cerca del instituto y que su único pasatiempo era ver como a las chicas, que pasaban delante de su casa, se le levantaban las faldas debido al fuerte viento primaveral.

Así hasta llegar al instituto, la verdad era el mejor momento del día.

Unas horas más tarde...

Irina llevaba ya tantos castigos por llegar tarde que su tutor concertó una cita con ella y con su madre esa misma tarde. Cuando la madre llegó, sorprendentemente estaba muy callada, e Irina no sabía cómo tomárselo. Su tutor empezó a contar a su madre todo lo que estaba pasando. Las pellas, los castigos por llegar tarde, la mala influencia de Rouse y que el profesorado se estaba planteando una expulsión temporal. Su madre continuaba callada.

-Queríamos saber porque de golpe estás haciendo todo esto Irina, tu no eras así hasta que te hiciste amiguita de esa Rouse -le dijo el tutor con tono despectivo.

Irina le cabreó mucho ese comentario, puede que hubiera cambiado desde que se hicieron amigas, pero hacer todas esas cosas fue decisión suya.

-Profesor, entiendo su enfado pero le agradecería que no metiera a Rouse en esto, no tiene nada que ver. Hacer esto fue decisión mía. Así que me gustaría que me diera una segunda oportunidad, no volveré hacer nada parecido, se lo prometo.

El profesor, sorprendido por su respuesta y por ver hablar por primera vez a Irina, estaba a la vez un poco decepcionado. Desde hacía tiempo estaba intentando buscar la manera de expulsar de una vez a Rouse, pero debido a sus buenas notas y la influencia de sus padres, resultaba un objetivo imposible. Aún así, creyó en lo que le dijo Irina y le dio una segunda oportunidad.

Al salir de la escuela. La madre continuaba sin decir nada.

-Mamá dime algo, grítame o castígame pero dime algo -le dijo Irina a su madre un poco preocupada.

-No creo que haya de decir nada por el momento, mientras apruebes y no te echen del instituto puedes hacer lo que quieras -dijo la madre fríamente.

Las dos anduvieron calladas hasta casa. Fue realmente incómodo, al menos para Irina.

Al día siguiente su madre seguía igual de rara, de repente echaba de menos a esa madre llorona y dramática. '¿Que le está pasando?, se preguntaba Irina. No le dio mucha importancia asi que se fue de casa sin despedirse, parece que su madre aun no se había ni levantado de la cama.

Cuando llegó al colegio, le contó a Rouse lo que pasó ayer en la reunión con el tutor. Y como imaginaba Irina, se cabreó tanto que tenía pensado hacer algo, pero por suerte la tranquilizo.

-Rouse creo que debemos parar de hacer lo de siempre durante un tiempo, es lo mejor para las dos -dijo Irina un poco decepcionada.

-Si... Creo que tienes razón -le respondió, aun con el cabreo encima.

A la hora del patio, Irina le dijo a Rouse que quería pasar ese tiempo con Bea y Carolina, pero la verdad es que necesitaba un tiempo a solas, para despejar la mente. Cuando llegó a la azotea, normalmente vacía, se encontró con el chico más popular del instituto y, aunque a eso Irina no le importaba, era imposible no haber oído hablar de él. El chico con las segundas mejores notas del instituto, después de Rouse claro, el más atractivo y aun no hacer ningún deporte, era alto y tenía los brazos bastante musculados, a pesar de todo eso, lo más interesante de él, y por lo único que se fijó Irina, eran sus historias, sobre como ayudó a tres persona a escapar de la muerte tras un incendio en su edificio, como descubrió una bomba en un tren a tiempo para sacar toda la gente del vagón, como evitó el atraco de una tienda de joyas haciéndose pasar por un empleado, entre otras. Lo que más le interesaba a Irina no era como se hacía el héroe, sino como era capaz de atraer tanto peligro y ni salir herido en ninguno de los casos. Le parecía casi imposible, incluso se cuestionaba si eran verdad o no, aunque era poco probable ya que todas aparecieron en el periódico. A pesar de todo eso, Irina no se acordaba de su nombre.

-Buenos días, Irina -le dijo.

-Hola emmm..... -dijo Irina un poco avergonzada por no saber su nombre y sorprendida al ver que él si.

-Lo sabía, no te sabes ni mi nombre -dijo un poco molesto.

Irina miró hacía otro lado, se moría de la vergüenza.

-No pasa nada, en verdad me alegra que alguien no sepa mi nombre en este instituto. Nunca me ha gustado destacar, pero que seas tú quien no se acuerde, duele un poquito -dijo otra vez con un tono sarcástico

-¿Cómo? ¿A qué te refieres? Como si nos conociéramos de algo que no fuera el instituto -respondió Irina.

-Wow, has hablado -dijo con cierto tono burlesco.

-Vale, adiós -dijo Irina.

Entonces, se giró y se fue hacia la puerta

-Espera, espera, era broma. En realidad, me conoces de fuera de esta escuela, pero no te acuerdas seguramente ya que fue hace tiempo -le dijo con la mano sobre el hombro de Irina para así detenerla.

-Creo que te estás confundiendo. Yo antes de empezar este instituto vivía en otra ciudad -le miró la mano insinuando que la sacará de su hombro. La vergüenza ya se había ido por completo.

- Tan simpática como siempre. Pero a ver como sabría yo, el chico más atractivo del instituto, tu nombre, que no te conocen ni los profesores.

Le quitó la mano del hombro y, aunque el comentario fue de los más desagradable, Irina se fue de la azotea sin decir ni una palabra. Solo le respondió mirándolo con cara de asco.

Esa misma noche, Rouse llamó a Irina para preguntarle si quería ir a una fiesta. Esta vez se trataba de una 'normal' que montó alguien del instituto en su casa. Irina aun decirle por la mañana a Rouse sobre no hacer nada que pudiera traer problemas, pensó que una fiesta en casa de alguien no hacía daño a nadie y que, a demás, los profesores no tenían porque enterarse. Me dijo a Rouse que iría y quedaron en encontrarse en la puerta de la casa de la fiesta.

Se puso entonces el último vestido gris que robó con Rouse de la tienda más cara del centro comercial, los tacones negros que le había prestado Bea unos días antes para ir a una discoteca y se maquilló con lo que le había cogido del estuche de su madre. Se miró al espejo, se hizo un par de fotos para subirlas luego en instagram, y se fue de casa sin hacer ruido para no despertar a su madre, que llevaba todo el día durmiendo.

Unas seis horas después...

Irina se despertó sin saber donde estaba. Cuando pudo abrir los ojos, se percató que esa no era su casa, sino que estaba en una cama desconocida, desnuda y que al lado tenía al chico más atractivo del instituto.

-Mierda -dijo Irina en voz alta, no podía creer lo que había hecho. Aunque la verdad, no se acordaba.

IRINA (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora