Capítulo 10: Algo huele a quemado

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Iba paseando por los pasillos viejos del instituto en busca de Marco, tenía que contarle algo muy importante que se callaba desde hacía tiempo, cuando de pronto lo vio, había otra persona a su lado pero al estar de espaldas solo podía decir que era una chica. Parecían tener una conversación muy seria, se escondió y puso la oreja. De pronto oyó:

-Marco, quiero tenerlo. ¿Té parece bien?

'¿Tener qué?', se preguntaba.

-Me parece perfecto. Sé que no va a ser fácil pero creo que vamos a ser capaces de sacar a este niño adelante -dijo Marco, estaba muy contento por fin podría empezar de alguna forma su relación con Irina.

Sentía que le habían tirado un cubo de agua helada. Hacía unos instantes quería decirle a Marco todo lo que sentía por él y ahora se acaba de enterar que sería padre con una niñata del instituto. Siguieron hablando pero ella no podía escucharlos, estaba atónita.

De repente, sintió como venían hacía ella, era el momento de saber de quién se trataba, los pasos estaban aun más y más cerca, cogió aire y dio un paso adelante con la intención de chocarse con ella.

-Lo siento, perdona estaba distraída -dijo Rouse y, entonces, alzó la vista- ¿Irina? -dijo casi chillando.

-Rouse, ¿por qué estás tan sorprendida? Dios, que daño -decía mientras se tocaba el tobillo torcido.

Rouse se apretaba fuerte el labio, hasta sangrar. No podía creer que no le contara nada a la que supuestamente era su mejor amiga, y lo que aun más no podía creérselo es que se hubiera acostado con Marco. ¿Cuando? ¿Donde? ¿Por qué? ¿Estaban saliendo juntos? ¿Fue cosa de solo una noche? Eso no le pegaba a Irina. Pero la pregunta que más le pasaba por la cabeza era porque Marco quería tener el hijo. ¿Le gustaba tanto Irina como para aceptar ese futuro junto a ella? E Irina, ¿estaba también enamorada? Su cabeza era un repleto caos. Era la primera vez en su vida que sentía algo parecido.

Desde que Rouse se enteró del embarazo, no hacía más que espiarla. Ahora que lo sabía, notaba como Irina intentaba taparlo. No yendo a clase de gimnasia, poniéndose bastante ropa aun ser ya casi verano, quedándose siempre en casa en vez de salir de fiesta dando excusas como que estaba enferma, que tenía muchos trabajos, entre otras cosas.

Había pasado un mes desde que se enteró y aun no le había dicho nada. La barriga se hacía cada día más evidente, cada vez sentía más rabia. Se sentía traicionada, engañada, Irina solo era como todas las otras personas que se había encontrado a lo largo de toda su vida. Solo se hacía pasar por su amiga y una vez aburrida de ella, primero le mentía, cosa que ya había pasado, luego la trataría como una mierda y finalmente pasaría de ella. Le hacía tanto asco, no podía mirarle a la cara. Pero seguía a su lado, tenía curiosidad por si algún día le contaba la verdad, que no sucedió hasta tres semanas después.

-Pero, ¿quieres a Marco? ¿Tienes algo con él ahora? -preguntó Rouse, tragó saliva y cruzó los dedos deseando que le dijera que no.

-Estamos intentándolo. La verdad empiezo a sentir algo por él, es tan detallista y me demuestra cada día que me quiere y les importo. Las cosas van tan bien últimamente -decía con una sonrisa en la boca.

Rouse no lo soportaba. '¿Estaba haciendo esto para joderla?', se preguntaba. sentís que empezaba a perder el control de sus nervios. Era llegar a casa y destruir algo para desahogarse. Su abuela le tenía miedo.

Dos meses después...

Irina llevaba un par de días que no se encontraba bien, el médico le dijo que reposara en la cama para que no volviera a pasar por la crisis de hace unos tres meses. Rouse se ofreció a hacerle la cena esa noche, ya que su padre no podía cuidarla porque estaba de viaje de negocios. Pero antes de pasar por su casa, pasó por la droguería que estaba a la esquina de su casa.

-Buenas tardes, ¿me podría dar veneno para ratas, por favor?

Esto era el inicio de una venganza incoherente, de alguien quién nunca se sintió querida y que la traición diaria le hizo nublar la vista. Las consecuencias serían terribles. No solo para Irina o para su bebé.

Al día siguiente...

Laura estaba volviendo a casa después de un día largo de instituto, se sentía un poco triste. Llevaba días sin ver a Irina, ahora que había empezado una amistad con ella no quería perderla. Sabía sobre su embarazo, sobre Marco y tenía claro que ya nunca podría contarle la verdad sobre sus sentimientos, pero no le importó del todo mientras pudiera seguir a su lado de alguna forma. De repente, vio a Rouse y sin saber porque empezó a seguirla. Algo le olía a quemado.

IRINA (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora