Capítulo 13

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—¿A dónde vas ahora? —lo escuchó decir desde la cocina. Aya bufó frente a la puerta, en lo que regresó hasta donde él estaba. Con una ceja levantada, mientras seguía con el delantal puesto. Aya sonrió al verlo—. ¿Te parezco gracioso, princesa?

—Creo que te ves adorable, Alex.

Alexander se encogió de hombros en lo que bajó su tablet, y cabeceó a su lado la silla vacía. Aya no dudó en ir a su lado, mientras que él la observó en silencio—. ¿Qué tienes planeado?

—Haré un recorrido necesito regresar a casa, ya eliminamos a los hombres de Hans y su familia parece que entendió el mensaje.

—O sea que me quieres volver a dejar solo.

—¡Por favor! Siempre te vengo a visitar...

—No desde que solo buscas encontrarte con Khonshu.

—Ya no lo haré —murmuró, echando su cabeza hacia atrás, queriendo evitar la mirada analítica de su tutor. Esa que parecía leer todo de ella—. Regresaré a casa... puedo seguir trabajando allá si me avisas.

—¿Qué pasara con lo que dijo Ammit? —preguntó Alex, levantándose de su lugar, en lo que Aya lo siguió. El hecho de que volviera a mencionar a los dioses, aunque la relación entre ellos estuviera rota, le pareció extraño—. No te dejaré sola, Aya, lo sabes. Aún debemos encontrar la manera de equilibrar quién eres en este mundo.

—No hay nada registrado, saqueé tu biblioteca, tampoco encontré algo —Aya se colocó a su lado, notando como la mirada grisácea del hombre la consolaba—. Quería... ya sabes... preguntarle a Khonshu, pero ni siquiera puedo hablarle de mamá.

Alexander la miró en silencio, y casi logró ver a esa misma niña que corrió hasta sus pies con las manos cubiertas de sangres, junto a su mirada aterrada por lo que había presenciado. Esa misma niña que rogó porque lograra despertar a su madre hasta que cayó rendida por el shock.

—No te vayas todavía, si vas a casa por lo menos llámame cuando llegues. Trataré de encontrar otra solución, solo... no te acerques más a Khonshu, por favor.

Aya asintió, aun sabiendo que eso era imposible, había estado pasando el tiempo con Jake, peleado e incluso besado con él. En todo momento, su padre tuvo que haber estado presente. Qué vergüenza, pensó. Aya sintió como las caricias llegaban a su cabello, en lo que escuchó a Alexander suspirar.

—Cuídate en lo que vayas a hacer, sabes que puedes vivir conmigo.

—No soy una niña.

—Lo sigues siendo para mí, princesa. Ahora, te avisaré si hay otro encargo para ti —continuó el hombre, acomodando el cabello de la chica, y dejando un beso sobre su frente.

Aya sonrió y salió de la casa, sintiéndose más ligera, no estaba sola en esto.

....

¿Solo huirás, niña? ¿Dónde queda mi avatar?

—¿Por qué carajos tienes tú que preguntar por él? ¿Eres su abogado o algo? Déjame fuera de lo que planees —Aya, miró por encima de la lluvia, hacia la figura del pajarraco, quien no parecía molestar con su presencia en cada una de las personas. Continuó con su camino, hacia su departamento. Una semana había sido suficiente para lograr regresar. Había estado escondida con ese hombre, pero tampoco podia huir por siempre.

Jake ha fallado en cada una de sus misiones.

¿Qué tiene que ver eso conmigo? se preguntó, en lo que se detenía frente al ascensor, notándolo averiado. Bufó en lo que subió poco a poco las escaleras, por lo menos estaba en el segundo piso.

 Protegida de los dioses [Moon Knight]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora