Protegida de los dioses [Moon Knight]

Capítulo 23

-¿Te refieres a esa Hermandad de la Sangre Negra? -Marc frunció el ceño al recoger una de las fotografías, donde se vislumbraba la imagen borrosa de una figura encapuchada.

El mercenario asintió con un cabeceo.

-Precisamente. Al principio creí que se trataba de un grupo menor, apenas una peligrosa secta de fanáticos religiosos practicando magia negra. Pero con el transcurso de las semanas, más evidencia ha salido a la luz... Lazos con contrabandistas de antigüedades, traficantes de armas, empresarios millonarios con jet privado... La lista continúa. Se han infiltrado en todas las áreas del poder.

Marc dejó escapar un resoplido cargado de amargura.

-Una vez más nos enfrentamos a una sociedad secreta dispuesta a todo por alcanzar sus ambiciosos objetivos -chasqueó la lengua con un dejo de ironía-. ¿Por qué no me sorprende? Estos grupos parecen estar surgiendo como flores venenosas por todas partes.

Un incómodo silencio se cernió sobre ellos al evocar los recuerdos de su enfrentamiento con Arthur Harrow en Cámar Taje y la conspiración a gran escala en la que terminaron vinculados.

Esta vez, sin embargo, algo mucho más siniestro parecía estar acechando. Aya contempló el semblante adusto de Alexander mientras consideraba las enormes ramificaciones del problema al que se enfrentaban.

Alexander extendió sobre la mesa un mapa, llamando la atención de ambos:

-Este es un antiguo templo de las Arenas del Nilo, a 80 km al noroeste del Cairo. El último punto en donde se supo sobre ellos.

Todos observaron con atención mientras Alexander señalaba un enclave de ruinas sepultadas bajo la arena.

Esto-

¿Qué ocurre?

Esta muy cerca de mi antigua sepultura. ¿Cómo llegaron a entrar?

-Te sorprendería lo que pueden hacer los humanos para conseguir lo deseado -explicó Aya, a la mirada profunda de Osiris.

-Este templo quedó enterrado durante milenios hasta que en el siglo XIX un grupo de arqueólogos alemanes comenzó excavaciones en el área. No hay planos ni mapas registrados de las estructuras interiores, pero al parecer las ruinas son mucho más profusas de lo que jamás imaginaron.

Alexander ingresó una serie de imágenes térmicas y ultrasonidos tomadas desde satélite. A simple vista, solo se veían unos montículos de arena casi imperceptibles. Pero los datos arrojaban lecturas fascinantes: ramificaciones subterráneas intricadas y selladas, como una vasta ciudad bajo tierra.

-Como ven, aquí hay un complejo enorme que se extiende decenas de metros por debajo del nivel de la superficie -detalló Alexander con un renovado fulgor en los ojos-. Sus cámaras y pasillos han permanecidos inviolados durante miles de años. De acuerdo con mis informantes, existe una fuerte posibilidad de que uno de los grupos que busca la estatuilla haya establecido su base en este enclave abandonado.

-Bien, ¿iremos o esperaremos a que ese culto encuentre la estatuilla de Seth antes? -intervino Marc.

Alexander se volvió hacia él con semblante resuelto.

-Prepárense para viajar muchachos. Partiremos esta misma noche hacia las Arenas del Nilo. No podemos permitir que fuerzas oscuras liberen el mal encerrado bajo esas ruinas milenarias.

Todos asintieron. Aya solo pudo tragar en seco.

*

***