Aya despertó con una visión borrosa y voces demandantes a su alrededor. Frunció el ceño y se removió en su lugar, sintiendo su cuerpo adormecido mientras los jadeos resonaban en el ambiente. La voz inconfundible de Arthur indicaba algo, lo que hizo que Aya reaccionara momentáneamente. Gruñó al intentar levantarse sin éxito y, al arrastrarse, cayó al suelo. Fue entonces cuando unas manos la ayudaron a levantarse y la colocaron en su lugar original, tras lo cual el auto arrancó.
Mientras el vehículo avanzaba, Aya se preguntaba a dónde la llevaban. A pesar de su estado de semiinconsciencia, trató de arrastrarse de nuevo, pero el hombre a su lado la sujetó con fuerza.
Finalmente, el auto se detuvo y el hombre la cargó sobre su hombro como si fuera un saco.
-Silencio -le amenazó en un tono severo, golpeando su trasero.
-Vete a la mierda -respondió entre dientes.
Aya levantó la cabeza y notó que un hombre armado la apuntaba, impidiendo cualquier intento de escapar mientras subían por las rocas. De repente, el sonido de las piedras moviéndose, cuando Arthur dio la orden la sorprendió. ¿Hasta qué punto había llegado Arthur ahora? Se adentró a la pirámide donde los avatares comenzaron a aparecer.
La dejaron caer sobre el suelo de piedras. Aya jadeó por la falta del aire. Sobre el piso de piedra, Aya escuchó el desconcierto en la voz que presentó Osiris, mientras que los demás, dirigían su mirada hacía donde ellos estaban. Apenas podía sostener su cabeza, pero logró notar como su expresión se endureció cuando sus miradas se encontraron.
-¡Aya! -gritó Osiris mientras caminaba hacia ellos, con su poder en manos.
-Ustedes... son jueces, no guerreros -decretó Artur mientras levantaba su bastón y golpeaba a todos con su energía, dejándolos inconscientes. Miró ansiosamente la estatuilla de Ammit antes de dejarla caer.
-¡No! -gritó Aya alarmada, intentando levantarse. Fue pateada y cayó de rodillas, mientras el polvo se levantaba en el aire-. ¡Maldita sea, Arthur!
Poco a poco una gran figura animal se hizo presente, en lo que le poco el polvo desapareció. Una gran exhalación salió del cocodrilo, y exigió con gran voz quien era su benefactor. Aya se estremeció con los labios entreabiertos, mientras los demás a su lado se arrodillaron ante la diosa. Su energía era tan pesada que apenas podía respirar, incluso Arthur que hora se erguía a unos pasos frente a ella, solo respondió lo necesario.
Ammit desvió la mirada detrás de Arthur, deteniendo su andar-. No pensé que Khonshu fuera a tener a alguien tan poderoso, como hija -destacó, ladeando su cabeza.
Estamos jodidos, pensó Aya. Tragó en seco, sin apartar la mirada del cocodrilo, quien pareció sonreír en su dirección.
-Tu balanza no está nivelada -dijo Ammit frente a Arthur.
-Estoy consciente de eso, pero tengo muchos seguidores que mantienen sus balanzas niveladas por todo el mundo esperando sus órdenes, mi señora.
-A ella. Quiero conocer su balanza. -Ammit señaló a Aya, mientras acariciaba la cabeza de Arthur-. Vamos, ¡Necesito un avatar fuerte!
-Como usted ordene.
Arthur se levantó del suelo, en lo que Aya trató de alejarse. Sabía lo que ocurría cada vez que aquel bastón tomaba las manos de una persona. Vives o mueres. No habían más resultado. Dos hombres tomaron de los brazos a Aya, levantándola del suelo. Extendieron los antebrazos de la chica, sin importarle mucho el forcejeó que Aya daba, se colocó el bastón, bajo la mirada de Ammit.
El bastón empezó un suave balanceó. Un silencio se estableció cuando la balanza no dejó de temblar, sin encontrar su equilibrio. Aya levantó la mirada notando el desconcierto en la mirada del hombre, siendo su agarre mucho más doloroso.
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Protegida de los dioses [Moon Knight]
FanficEl odio es un sentimiento poderoso y destructivo que puede consumir a una persona si no se detiene a tiempo. Desafortunadamente, Aya Saleh ha experimentado esto de primera mano, y gran parte de su vida ha sido consumida por este sentimiento. En su b...