Aya despertó con los primeros rayos del sol colándose por la ventana. Se desperezó lánguidamente, disfrutando de la tibieza de las sábanas y la reconfortante sensación de los brazos de Jake envolviéndola por detrás.
Tras la intensa charla con Marc días atrás, tanto ella como Jake se habían quedado dormidos rendidos, fundidos en un abrazo apacible. Sentía que un gran peso había sido levantado de sus hombros. Por fin las cosas comenzaban a encaminarse, lentamente, pero en la dirección correcta.
Se volvió con cuidado para no despertarlo y lo contempló dormir. Jake lucía tan sereno, tan en paz... Una sonrisa suave curvó los labios de Aya mientras apartaba un mechón de cabello de su frente con delicadeza.
En ese momento, no existía Marc, ni Steven, ni la separación autoimpuesta por tanto tiempo. Solo estaban ellos dos, juntos, después de la tormenta. Por primera vez en mucho tiempo, Aya se permitió albergar esperanzas de que su relación tan compleja y atormentada podría tener un futuro.
Los párpados de Jake comenzaron a moverse, señal de que estaba despertando. Aya le obsequió un dulce beso en los labios, apenas un roce, para llamar su atención. Jake abrió los ojos lentamente y le dedicó una somnolienta sonrisa adormilada.
—Buenos días, cariño —murmuró Jake con voz ronca por el sueño—. ¿Dormiste bien?
Aya asintió y se acomodó más cerca, disfrutando de la tibieza de su cuerpo.
—Mejor que en mucho tiempo, gracias a ti —respondió, besándolo nuevamente con más intensidad.
La mano de Jake se posó en la curva de su cintura con familiaridad, profundizando la caricia de sus labios. Aya contuvo un suspiro complacido. Se sentía tan bien, tan correcto estar así otra vez con él...
—Aya... —musitó Jake con voz grave tras separarse para respirar—. Eres como un oso de peluche, ¡Dios! No sabes lo mucho que te extrañé, y lo mucho que tuve que aguantar para no sacarte de la casa de Alexander.
—¿Sabías que estaba allí? Espera. ¿Lo conoces?
Jake desvió la mirada con una sonrisa de disculpa—. Digamos que debía de considerar tu bienestar, por mucho que no quisieras verme, yo deseaba saber de ti en todo momento.
—Como un acosador.
—Como alguien que esta enamorado —quiso corregir Jake, pero se mordió el labio al momento en el que Aya apretó sus mejillas—. Solo para que sepas, respete la distancia —continuó con dificultad.
—Tú no tienes remedio. —Ella sonrió con infinita dulzura y acarició su rostro, mirándolo con ojos llenos de afecto.
—A mi favor, ya sabes que te pertenecemos.
lo besó de nuevo, esta vez con pasión renovada.
Jake correspondió al arrebato gustoso, estrechándola contra su cuerpo. Sus manos recorrieron la curva de su espalda con anhelo renovado, provocando estremecimientos de placer en Aya. Cuando sus caderas se encontraron, ambos contuvieron la respiración por un instante, la tensión electrizante tensando el aire a su alrededor.
De pronto, el teléfono de Aya comenzó a sonar insistentemente, interrumpiendo la magia del momento. Jake bufó con frustración y le dedicó una mirada suplicante, como un niño a quien le han negado un capricho. Aya soltó una risita y depositó un último beso en la comisura de sus labios antes de incorporarse a responder.
Era Alexander.
—¿Sí? Dime...
Aya escuchó atentamente mientras su mentor le relataba los avances realizados hasta el momento en la búsqueda de la estatuilla de Seth.
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Protegida de los dioses [Moon Knight]
ФанфикEl odio es un sentimiento poderoso y destructivo que puede consumir a una persona si no se detiene a tiempo. Desafortunadamente, Aya Saleh ha experimentado esto de primera mano, y gran parte de su vida ha sido consumida por este sentimiento. En su b...