El silencio en el vagón era ensordecedor, roto únicamente por el monótono rugido de la locomotora. La atmósfera estaba cargada de una intensidad que se podía cortar con un cuchillo.
De repente, Wan rompió el silencio con una pregunta inquietante, con su mano deslizándose hacia el bolsillo.
—¿Todavía quieres que las cosas cambien, Thrent?
La tensión aumentó. Thrent, con cautela, respondió:
—Depende...
—¿De qué?
—De cómo se logre...
Todos los ojos estaban fijos en Wan, presagiando un inminente estallido de violencia.
Oscar, con un susurro tembloroso, intentó disuadir a Wan, pero fue interrumpido por la voz sorprendentemente fría de Wan:
—¿Cómo supiste que era yo?
Helin, manteniendo su compostura, respondió mientras miraba discretamente hacia arriba.
La revelación de la traición de Wan no fue una sorpresa para algunos. Durante la masacre de Niften, Rachell y Luk habían compartido un momento decisivo. Rachell le pidió a Luk que guardaran los secretos del otro, pero siempre siendo sinceros, incluso si eso significaba ir en contra de su propia meywa (familia). Rachell confió a Luk sus sospechas de que había un traidor entre ellos, prometiendo revelar más información a través de Danel.
Cuando Danel visitó a Luk en la celda, la confirmación vino disfrazada en forma de una respuesta a una pregunta de Luk sobre cuántos habían salvado con la explosión en Niften. Si Danel no respondía a su pregunta, las sospechas se descartarían. De lo contrario, de llegar con una cifra inventada por Rachell, confirmaría las sospechas. Pero faltaba saber quién era exactamente.
En la primera presentación de Helin para el entrenamiento, el hecho de que llamara a Wan como voluntario no fue casualidad. Rachell y Luk ya estaban informados, y la distribución de soldados había sido cuidadosamente planeada, colocando a Luk y Helin en el mismo escuadrón para atrapar al traidor.
—Así que te trajeron con la excusa de entrenar a Oscar —suspira Wan, con su mano escondida detrás de la espalda, mientras colocaba su dedo índice y medio juntos.
—Espié a cada uno de ustedes —revela Helin con una franqueza cortante. Su mirada, fija e inquisitiva, no deja lugar a dudas sobre la seriedad de sus palabras—. Y que no mostraras una sola pizca de remordimiento por lo que pasó en Niften me alertó. Ahora todo el Comando y el equipo Guard saben que eres tú.
Ahora, en ese tenso vagón, las piezas del rompecabezas se habían unido, y la traición de Wan estaba a punto de enfrentar su inevitable desenlace.
—Interesante —Dice Wan. Apunta a Oscar y grita—. ¡Lux phanto! (Luz de poder) —y una bola de energía sale disparado a Oscar.
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Cazador de Dioses
Science FictionDesde hace siglos, los Dioses Cósmicos rigen Terra. Con su poder, han esclavizado a toda una raza, los "xelfos", para que sirvan a los mortales. Si no obedecen a los Dioses, son torturados hasta transformarse en terribles monstruos que asesinan pers...