Desde hace siglos, los Dioses Cósmicos rigen Terra. Con su poder, han esclavizado a toda una raza, los "xelfos", para que sirvan a los mortales. Si no obedecen a los Dioses, son torturados hasta transformarse en terribles monstruos que asesinan pers...
Rachell había sido designada para presentarse en los tribunales de Providencia, con el fin de entregar un informe ante el CEU, detallado sobre el incidente en Alerai, Niften, y la implicación de varios individuos en un levantamiento xelfo, meticulosamente orquestado por Kogan.
El Consejo de Entidades Unificadas (CEU) es una organización intergaláctica dedicada a promover la cooperación, el entendimiento y la paz entre una amplia gama de civilizaciones avanzadas dispersas por el cosmos. Integrado por delegados de diversos sistemas estelares, culturas y especies inteligentes, su misión principal es asegurar la armonía y el progreso sostenido del universo a través del fomento de relaciones de respeto mutuo, la defensa colectiva contra amenazas externas y la democracia. Aunque el CEU asume una postura de intervención total en conflictos bélicos, históricamente se ha abstenido de intervenir en disputas vinculadas con los xelfos y los monstruos, responsabilidades que delegó a la Legión. Sin embargo, esta dinámica cambió radicalmente tras el atentado de un terrorista xelfo que sacudió los cimientos del Universo, marcando la primera vez que el CEU se veía obligado a actuar directamente.
Rachell, a su llegada al anochecer, a la imponente plaza principal del tribunal, Rachell avanzaba con pesadez, arrastrando consigo no solo el peso físico de una caja repleta de documentos cruciales sino también el lastre de una fatiga mental acumulada durante los agotadores días recientes. Cada paso que daba parecía un testamento de su voluntad, una lucha contra el agotamiento que amenazaba con consumirla. La bruma de sus anteojos, empañados por el calor de su aliento y la ansiedad que la embargaba, no hacía sino añadir una capa más a la barrera entre ella y el mundo. Aun así, se aferraba a la esperanza de un pronto desenlace.
<< ¿Qué busca entregándose tan fácil? >> Se preguntó Rachell, viendo que Kasthian llegaba en su aeronave privado.a atmósfera se tensa al máximo, vibrando con la electricidad de un duelo inminente. El general comunica a través del auricular las siguientes órdenes:
[Quiero más de doscientos legionarios locales estableciendo un perímetro alrededor de toda la manzana. Destinen veinte de nuestros más leales para custodiar la celda de este malnacido y retiren a cualquier xelfo de los tribunales, a menos que sea soldado. Desplieguen un escuadrón de aeronaves para patrullar el sector].
Su voz se intensifica, subrayando cada orden con precisión militar:
—¡Evacuen a todos los civiles dentro de un radio de tres kilómetros ahora! ¡Cualquier xelfo estúpido que no tenga como identificarse y que se atreva a acercarse, ejecútenlo! ¡Este tribunal queda sellado; nadie entra ni sale sin mi consentimiento escrito! —Dirige su penetrante mirada hacia Rachell, su dedo apuntando directamente a ella, con una voz que congela la sangre—. Y tú... Si intentas algo, lo más mínimo, que me haga dudar de ti, juro por los Dioses que no saldrás viva. Ven conmigo.
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Bajo el manto estelar que cubría la aldea Cardanella, Oscar deambulaba sin destino fijo por la senda que serpenteaba frente a la cabaña de Mia. Sus pasos, desprovistos de propósito, lo llevaban a un vaivén incierto en el crepúsculo de sus pensamientos. La brisa nocturna, cargada de secretos del bosque circundante, acariciaba su nuca, provocando un estremecimiento que lo anclaba momentáneamente al presente. Helin, con un gesto brusco, sacudió sus hombros, arrancándolo de su trance.