Episodio XII

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La brisa matutina llevaba el aroma de la tierra mojada y las flores recién despertadas al inicio de la primavera. La aldea, construida con las manos de aquellos que ahora se alineaban para una fotografía, estaba aún adornada con las gotas del rocío matinal que brillaban como pequeñas gemas bajo los primeros rayos del sol. Era un día para conmemorar, un día que representaba más que un cambio estacional; era la celebración de la primera construcción exitosa en la aldea, un símbolo de renovación y de nuevas esperanzas para los xelfos y sus aliados, como también para recibir a los nuevos que se unirían a la aldea.

—¡Vamos, no sean tímidos, una foto para la historia! —exclama Danel, con la cámara preparada en sus manos—. ¿Acaso han posado juntos alguna vez ante el lente?

—Creo que jamás —responde Oscar, con una sonrisa resonante que contagiaba alegría.

—Pero, ¿y Panda? —Mia alza la voz.

—Creo que sube por mi espalda —cuenta Cris.

—Tomaremos la fotografía aquí, frente al rio —dice levantando la cámara para sacar la fotografía—. Rachell, deja de ordenarte la ropa, está totalmente planchada. Oscar esa pose me encanta. Mia, muestra un poco más tu rostro que tu cabello lo está cubriendo. ¿No tienes más ropas además de esos tirantes, Luk? Cris, sonríe un poco más. Tengo el foco, miren a la cámara. A la cuenta de 3... 2... 1...

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Horas después, Cris y Rachell, con paso decidido, se aproximaban a la entrada de la aldea conocida públicamente como "Cardanella", un lugar donde la primavera se celebraba con la bienvenida a nuevos miembros de la comunidad

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Horas después, Cris y Rachell, con paso decidido, se aproximaban a la entrada de la aldea conocida públicamente como "Cardanella", un lugar donde la primavera se celebraba con la bienvenida a nuevos miembros de la comunidad. A su alrededor, la naturaleza se desperezaba con la promesa de un nuevo comienzo.

—A propósito, Rachell —recordaba Cris—. ¿Mencionaste el otro día que Oscar debiera tener un entrenamiento "especial"?

Danel, en medio de su entusiasmo, presentaba con orgullo a los líderes del lugar: el capitán Cristofer, la estratega Rachell, el teniente Gabriel y él mismo, el comandante Danel. Su voz resonaba con una energía contagiosa, marcando el tono de la celebración.

Mientras tanto, el cachorro Panda se convertía en el centro de atención entre los niños que llegaban, su alegría y jugueteo era un reflejo de la inocencia y la felicidad del momento.

Cazador de DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora