Cris, con su frente perlada de sudor, se inclinaba sobre Rachell, sus manos moviéndose frenéticamente en compresiones rítmicas sobre su pecho. En cada minuto, su mano temblorosa buscaba el pulso de Rachell, encontrando sólo el silencio de un corazón que se negaba a latir. Su respiración era agitada, cortada por el esfuerzo físico y el peso del terror que le oprimía el pecho.
Mientras tanto, la voz de Kogan retumbaba desde el auricular, su discurso filtrándose entre el sonido sordo de las compresiones. Hablaba de una marcha inminente, una que haría temblar cada rincón del Planeta, proclamando que los Dioses eran el verdadero enemigo y jurando seguir derramando sangre roja hasta que todas las Leyes fueran eliminadas, incluso si eso significaba aniquilar a ambas especies.
Cris gritaba ayuda a Oscar, con su voz rompiéndose bajo la carga de su súplica, mientras continuaba con las compresiones, cada vez más desesperadas, cada vez más inútiles.
En medio de su lucha, Kogan terminaba su proclama y desapareció en el aire, dejando un vacío que se llenaba con el estruendo de las aeronaves de médicos dionitas que descendían al lugar. El polvo se dispersaba violentamente bajo el rugir de las turbinas. Los médicos se apresuraron hacia Cris, quien, exhausto y desesperado, informó que el corazón de Rachell había estado detenido durante aproximadamente cinco minutos. Rápidamente, le administraron una dosis de elra directamente en el pecho de Rachell. Los médicos advirtieron que posiblemente tendrá daño permanente, mientras aplicaban pulsos de energía que finalmente hicieron que su corazón retomara su latido.
Rachell fue trasladada con urgencia a la aeronave, junto con un inconsciente Oscar que tenía una herida visible en la cabeza. Cris, incapaz de levantarse, se derrumbó en el suelo. Sus hombros comenzaron a sacudirse, y las lágrimas brotaban sin control. Rodeado por el caos que empezaba a ordenarse, se encontraba solo en su angustia, el alivio y el miedo liberó un torrente de emociones que lo dejaron paralizado e inconsolable en el polvo levantado por las turbinas. Alzó la cabeza y lanzó un desgarrador grito al cielo.
El general Kasthian fue llamado a la prensa universal. Se ajustó al podio, serio y concentrado, buscando conectar con cada individuo presente y los que lo veían a través de los medios.
[Ciudadanos de Terra, hoy enfrentamos una amenaza sin precedentes. El Enjambre es un conglomerado de monstruos, de una cantidad incalculable, todas bajo el mando de Kogan Wolfaster. Su origen proviene de los rincones más abandonados de nuestra sociedad, las Zonas de Confinamiento xelfo, y su estructura se asemeja a la de una colmena: altamente organizada, implacable y adaptativa. No se equivoquen, su plan es aniquilar nuestra sociedad y la paz que hemos construido].
El general hizo una pausa para asegurarse de que su audiencia comprendía la gravedad de la descripción.
[En respuesta a esta amenaza sin precedentes, nuestra coalición de Terra y los planetas aliados, la Legión de Royard, Diona, Cridar y Lumen, están movilizando una respuesta coordinada y estratégica. No solo estamos defendiendo nuestros hogares y seres queridos, sino que estamos protegiendo nuestro futuro colectivo contra una entidad que busca erradicarlo].
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Cazador de Dioses
Ciencia FicciónDesde hace siglos, los Dioses Cósmicos rigen Terra. Con su poder, han esclavizado a toda una raza, los "xelfos", para que sirvan a los mortales. Si no obedecen a los Dioses, son torturados hasta transformarse en terribles monstruos que asesinan pers...