una segunda oportunidad para hacer las cosas bien ⋆⌇ 𝘺𝘰𝘳𝘪𝘪𝘴𝘶𝘮𝘪¡!

two

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 « 𝘆𝗼𝗿𝗶𝗶𝗰𝗵𝗶 »

☼ 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐭𝐚𝐫 ☼

Todo era dolor.

Él casi no había experimentado lo que era dolor físico en su vida por lo que tenía muy pocas bases de lo que significaba que tu propio cuerpo te jugara en contra y te hiciera sentir demasiado mal, pero ahora mismo, sabía que estaba en una de esas situaciones y era el único culpable de que estuviera así.

Estaba cansado, su cuerpo dolía y su cabeza quería estallar.

Había sido descuidado, pero estar activo y moviéndose era lo único que evitaba que sus propios pensamientos lo estuviesen matando. Se volvería loco si continuaba pensando, sus propios demonios internos se lo estaban comiendo vivo, la culpa y la inutilidad seguían ahí como una sombra recordándole el hombre sin valor que realmente es.

Era su culpa por ser tan débil y descuidado.

Sentía que apenas estaba recuperando su conciencia cuando ruidos muy lejanos comenzaron a entrar en sus oídos, voces melodiosas y risas combinadas hacían que su deseo por seguir durmiendo aumentase.

Pero...

Él solo hecho de estar escuchando voces significaba que estaba con personas, específicamente que él estaba en un lugar con personas y eso era extraño. Había estado por meses solo y sin rumbo fijo, y solo saber que no era el único en el lugar donde dormía lo hizo abrir los ojos desesperadamente.

Se levanto de manera apresurada, sentándose en el futón donde estaba durmiendo, la cobija que lo arropaba de manera protectora se hizo un tumulto que solo cubría sus piernas.

Él miro a todos lados sin saber dónde estaba.

Su corazón comenzó a latir de manera rápida y constante, su cabeza latía anormalmente y de repente se sintió mareado.

-¡Ouh! ¡Ten más cuidado, despertarte así es muy malo!

Él giro su cabeza rápidamente hacia su izquierda, encontrándose con un chico menor que él, probablemente unos tres años más joven, su contextura le gritaba que era omega a pesar de que todo su cuerpo oliera a aroma alfa. Él parpadeo sin entender quién era él, lo miraba de pies a cabeza tratando de encontrar un recuerdo en su mente que lo ayudara a recordar si alguna vez había visto a un omega de cabello castaño, ojos borgoña y haori de cuadros, pero nada.

-Yoriichi-san, no te levantes tan apresuradamente. Tu cerebro aun no procesa que te has despertado y te mareas muy fácilmente por eso. -El chico se acercó a él con ayuda de sus rodillas a un paso decidido. Su rostro juvenil se contaría con preocupación. -No queremos que tu fiebre regrese.

"¿Fiebre?"

De manera inesperada, el omega coloco una mano en su frente manteniéndola solo unos segundos antes de retirarla, luego hizo lo mismo con sus mejillas. Yoriichi solo pudo mirar el rostro del chico sin saber que decir en ese momento.

El omega se notaba tan concentrado y su esencia emanaba la preocupación que sentía por su bienestar. Por un momento se sintió cálido porque alguien se estaba preocupando por él, alguien lo estaba cuidando.

Yoriichi solo pudo seguir viendo el rostro concentrando del más joven. Sintiéndose en paz por un instante.

-Vaya, no tienes fiebre. -Él se alejó, sonriendo con alivio. -¡Es buena señal! Parece que estos paños ya no son necesarios.