Perdido

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Hace ya un tiempo que Jimin está intentando perder peso, sale a caminar todos los días, sigue dietas peligrosas de internet que no tienen efectos buenos en él, incluso hay días que no prueba alimento para ver si así logra algo, pero nada. Hoy está igual de perdido que ayer, y antier también. Sale a caminar como siempre, sintiendo el dolor en sus pulmones cuando trata de subir escalones arriba, la falta de aire cuando se toma un descanso y bebe agua de su termo con estampados de pollitos. Ya no sabe qué hacer, se supone que debemos amarnos a nosotros mismos, como somos, que no debería disgustarnos nuestro cuerpo, pero Jimin tiene cero amor propio, no le gusta cómo se siente, las miradas de la gente cuando va en busca de ropa a las tiendas, cuando entra a un restaurante, nada le gusta. Ha llegado a un punto en el que siente que se asfixia cada que sale de su casa, incluso de su cuarto, pero su madre no le permite mantenerse encerrado en la comodidad de aquellas cuatro paredes que lo resguardan de los comentarios crueles. Nuevamente está tomando aire en una de las bancas del parque, ¿cuantos kilómetros a caminado ya? no lo sabe, solo siente ese dolor en su pecho de sobre exigirse así mismo. Aunque el parque está vacío, hay algo en su cerebro que le alerta de ser observado, como si los árboles y los juegos se estén riendo de él, puede ser por el sudor dulzón de su cuerpo, su cabello pegado a su frente o lo gordito de sus manos y mejillas, no lo sabe, pero no quiere nuevamente maltratarse la cabeza con esos pensamientos que solo lastiman su alma.

Está decidido a correr unos kilómetros más, y pasar dos días más sin probar alimento, lo que sea para dejar de tener el cuerpo así.

Es humillante.

Sus compañeros de la escuela no dejan de molestarlo, ponerle apodos tontos y grabarlo mientras come. Ya no puede seguir así, con este cuerpo. Se siente cansado, la ropa le aprieta y le hacen sentirse asfixiado cada segundo de su existencia.

En algún punto de su caminata ha regresado a buscar un lugar donde sentarse, por lo que divisa la banqueta más cercana y se deja caer de sentón para recuperar el aliento. Apenas y es consciente de donde está, solo vio la sombra que le proporcionaba el árbol y se dejó caer para descansar.

La música resuena fuerte en sus oídos, precisamente su play list de las cuatro estaciones por Vivaldi, le gusta mucho el ritmo fuerte de "invierno" de alguna forma lo motiva a correr como si se sintiera perseguido. La música sigue, abrazando sus oídos hasta el punto de tenerlo llorando por la sensación abrumante de escuchar tremendo arte que no se da cuenta del chico frente a él que parece asustado. Levanta el rostro alarmado, quitándose un audífono pues el muchacho parece gritarle algo.

- ¿Perdón? - Pregunta confundido, cuidando de su audífono izquierdo entre sus dedos. El joven frente a él vuelve a respirar con tranquilidad, soltando un suspiro que parece tener un tono aliviado.

- Discúlpame, te vi muy mal y pensé que algo te estaba pasando. - Su voz es suave, con un toque profundo que capta su atención. Jimin niega con la cabeza, volviendo a ponerse su audífono para ignorarlo, solo espera que no esté viendo su cuerpo, no soportaría otra burla de un desconocido. - ¿Necesitas algo? Te veo... decaído.

Jimin no responde, prefiere esconderse entre las mangas largas y grandes de su ropa, quiere salir corriendo, volver a su casa y resguardarse más días, pero tampoco es un grosero y no es de buena educación dejar con las palabras en la boca a alguien.

- Necesito bajar de peso. - Responde en un susurro, dejando que el desconocido se siente a su lado.

- Entonces viniste al lugar correcto. - Jimin lo mira con un rostro bañado en confusión, y el muchacho señala frente a él un establecimiento pequeño con las iniciales "SG" impresas en los ventanales. - ¿Te gustaría un día de prueba?

Jimin lo piensa demasiado, el lugar es pequeño y no hay mucha gente, eso le agrada, pero es un gimnasio y él jamás ha intentado algo como eso, la última vez que visito uno la señorita de la recepción le miró con asco, y su "entrenador" les prestaba más atención a las chicas de caderas voluptuosas y jóvenes musculosos. No estaba seguro de volver a un lugar donde le vieran con asco, suficiente tenía en la escuela.

SG GYMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora