CAPITULO 8

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No se podía observar la claridad, ya había amanecido pero su cuerpo no se daba cuenta, ni sus ojos al estar todavía cubiertos, estaba totalmente destruido, odiaba seguir con vida, sus ganas de vivir ya no eran su prioridad y lo único que pedía era que esa bestia volviera y lo matara, todo para acabar con su sufrimiento, que si no lo hacía su violador, lo haría el mismo.

Tal fue la mañana que cuando estaba por decir una palabra otra se escuchó y de inmediato guardó silencio para poder poner atención a las palabras ajenas.

—Tu error no fue volver, tarde o temprano te hubiera encontrado de todos modos, el error fue que fueras muy parecido a él.

No entendió ninguna palabra de lo que decia aquella persona que parecía ser un anciano por su forma de hablar y el tono que le daba al hacerlo.

—¿A que se refiere? —hablaba con mucho desespero.

—Debes ser fuerte niño —queria saber más pero sintió como la presencia ajena se retiró, dejando en su cabeza muchas dudas.

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Muy lejos de donde se encontraba HongJoong, había una enorme mansión ambientada en dos siglos pasados, en ella vivía un misterioso hombre que por muy actualizada que estuviera su mente no deseaba salir de ese encierro, se decía que era el alma más negras entre todo el alrededor, su forma de asesinar a sus estorbos era pacífica y casi nadie podía averiguar los días que mataba, no tenía piedad, según comentaban pasó de ser una buena persona a una increíblemente despiadada, decía la leyenda.

Sentado en su despacho, viendo hacia la oscura noche a través de la ventana, escuchó pasos apresurarse para llegar a donde estaba.

—Señor, —se aproximó a él un sirviente casi agonizante por su respiración— hay... una noticia... urgente de Wiloun.

—No es necesario —se dió la vuelta para ver al hombre que venia a él— ayer se cumplieron cien años así que no ha cambiado de parecer, aún cree que ese niño vaga en otro cuerpo, me da pena por el chico ayer no debió ser su mejor noche —suspiró con una sonrisa en sus labios— parece que debemos hacerle visitas a mi querido hermano —de un jarrón sacó agua en un vaso para dárselo al pobre sirviente que se miraba sediento. Segundos después lo vio caer muriendo por el poderoso veneno y solo esperó hasta verlo morir lentamente— fuiste capaz de traicionarlo, eres capaz de traicionarme y yo... No trabajo con traidores.

Estaba esperando la noche para poder llegar a esa casa y desde hace muchos años llegar a la propiedad que fue suya y que le perteneció a él y a su inolvidable destructor.

—Debes estar loco, ese niño te trajo muchos problemas y quieres volver como nada —una extraña señora de cabellos largos lo reprendía.

—Lo sé, —dijo tranquilamente dejando un libro sobre su escritorio— pero aún creé que juega con mi mente y eso quiero hacer yo, jugar con la suya.

—¿Qué piensas del otro? —se le acercó con una mirada desafiante.

—Raptó a sus padres y seguro los usará para obtener al pequeño antes de que caigan en las manos del diablo —reía— supe que aún siguen haciendo desastres en esa comunidad, yo llegaré a ver quien termina ganando.



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Devuelta al estado del menor, llevaba este horas sin comer, tenía mucha sed y mucho frío, tenía su cuerpo aún desnudo, estaba sufriendo lentamente y la muerte no llegaba.

De pronto escuchó como en la casa parecía haber un disturbio, se podía escuchar como caían cosas de vidrio y como lograban aventar muchas cosas contra la pared vecina, sus ojos nervios estaban a tope y no sabía que hacer, jalaba las cuerdas que por más que dolía era la única forma de poder salir con vida.

—¡Mierda! —exclamaba por el dolor que provocaban aquellos roces en sus heridas y los intentos fallidos.

Quería salir lo más pronto porque escuchaba gritar a muchas personas que decían que debían salir porque quien sabe quien había venido, el menor no tenía idea y las ganas de liberarse se hacian más lejanas por las fuertes cuerdas que rodeaban a sus manos.

Muy poco después sintió la presencia de una persona en la habitación y lo primero que hizo fue mantenerse quieto, lo único que quería era que no fuera su violador, no ahora que dolía mucho su trasero.

—Por favor —lo sintió cerca, lo sintió respirar cerca de su boca, las manos de este de un extremo de la cama cerca de su torso— por favor, no me hagas daño, me duele.

Al momento de querer llorar, a punto de derramar sus lágrimas, la venda fue retirada de sus ojos y los abrió lentamente para ver quién estaba estaba tan cerca. Pudo notar al instante aquellos ojos negros, cabello oscuro y labios rosados, no se trataba de su verdugo, este olía diferente y se sintió muy extraño después de que lo viera y desviara momentos después su mirada para ir a las cuerdas, que en segundos logró soltar con un cuchillo que sacó y no dejó que el menor cayera sobre la cama sino que atrapó la espalda de HongJoong y ambos cayeron sobre la cama y se vieron mutuamente.

—Impresionante —la voz de ese chico era muy grave en comparación con la anatomía de su rostro— tu parecido es exactamente idéntico.

—No me hagas daño —aún tenía miedo y no perdería el tiempo viendo a aquel sujeto.

—Tengo muchas cosas por hacer niño, tu no eres importante para mi —lo dejó sobre la cama y se levantó para quitar su abrigo admirando el parecido del castaño con un pasado.

No podía sentarse, dolía y aunque perdió la pena porque él aún estaba desnudo, la verdad de todo era que había visto la sangre sobre la cama.

Para su sorpresa, las lágrimas comenzaron a rodar al ver que su cuerpo tenía severas marcas y que se veían horribles. No paraba de llorar y después sollozar al ver como el contrario lo miraba con cierta expresión de desagrado.

—Si quieres irte te vas a vestir y si no, te quedas y sufres —hablaba el alto muy enserio— elige niño.

Sin más tardar se colocó de rodillas con cierta dificultad y se puso el abrigo que daba hasta sus rodillas, intentó ponerse de pié pero casi cae al frío piso de no ser por la ayuda de aquel hombre que lo sostuvo de inmediato.

—¿Cómo se llama? —viendo los ojos negros del hombre alto, Baekhyun esperaba una respuesta.

—Que sepas mi nombre no cambia nada —lo cargó en sus brazos y lo llevó hasta la puerta— mi nombre es Song Mingi.

Conocía muy bien el castaño el significado de ese poderoso nombre, solo veía como esos ojos miraban hacia todos lados para salir de la mansión, estaba más que hipnotizado porque ese hombre se veía fuerte, alto, atractivo, en ningún momento jadeó al cargarlo en sus brazos, él en ningún momento lo soltó del cuello, se aferró a alguien que parecía ser su salida.








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Sombras • MinjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora